domingo, 3 de agosto de 2008

Domingo pegajoso y traslúcido. Apenas corre el aire y hace mucho calor. Nick Cave me martillea la cabeza con su sonido atronador, denso e hipnotizante. El estómago se me encoje por momentos. Y es que ya te estoy echando de menos. Es algo que no voy a poder evitar aunque me lo proponga de cienmil maneras distintas. En realidad es algo que quiero hacer. El siguiente paso del trayecto que de pronto se ha abierto ante mí. Un nuevo paisaje de apenas nueve días que ha eclosionado abruptamente, con dulzura y sin concesiones.
Desde la punta de tus dedos hasta el final de mi columna vertebral.

No hay comentarios: