martes, 30 de diciembre de 2008

Hoy llueve a tope. El ambiente está templado y apenas hay movimiento en el hospital. Las navidades ejercen una siniestra atracción de las masas hacia los centros comerciales y hacia cualquier espacio que suene a bullicio. Y así, los lugares comunes se despejan y se vuelven más transitables. Menos ruido para un día gris víspera del final de un año que se esfuma. Un año cojonudo. Mi respuesta es sí, gorrión, a esa pregunta que siempre me hacías. Mi vida es mucho mejor ahora. Todo ha ido a mejor, hacia arriba. Aunque este año quizás toque pasar por quirófano y ponerle un muro protector a mi aorta. Aunque las cosas no sean perfectas casi nunca, vivir es cojonudo, sí.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Año 94. Pleno apogeo grunge. Rabia y desencanto como ruido de fondo. Hedonismo. Autodestrucción. Búsqueda desesperada de algún tipo de alivio, de alguna respuesta, de otros paisajes. Malasaña como epicentro de un naufragio estéril con billete de vuelta. Tengo 20 años y sigo siendo la lista de la clase. Aunque ahora los fines de semana bajo la guardia y me desprendo del lastre y las buenas maneras y entre alguna que otra hostia me dejo llevar a golpe de rockandroll y okupas y plaza del madroño y cerveza de a litro.
Y se me ocurren cosas como ésta... ( eran otros tiempos)

Hemos corrido desde siempre para no llegar nunca.
Hemos mirado al infinito para no ver nada.
Hemos desvariado sobre lágrimas transparentes para bebérnoslas todas.
Hemos escuchado lo último en maquetas de ilusiones.
Hemos odiado momentos que eran tristeza, rabia, odio, tristeza.
Hemos andado sobre los cables telefónicos de la incomunicación.
Hemos soñado con salir de la rueda de este día, de aquel y del de mañana.
Hemos intentado burlar al destino con trajes que eran vagos disfraces del distanciamiento.
Hemos huido de los espejos que nunca se abrían porque tenían miedo de que los tesoros no existiesen.
Hemos rociado el mundo de miradas perdidas buscando miradas perdidas.
Hemos cantado baladas de ángeles eternos invisibles que sólo existían en los rincones de la memoria.
Me gusta en lo que se ha convertido mi vida. Me gusta estar justo donde estoy. Haber llegado hasta aquí y saber que todo sigue. Que la suerte y la felicidad son también mis compañeras de viaje. Que ahora soy más fuerte. Que me merezco todo este amor.
Pisto, un trozo de pan con nocilla y canciones del itunes para despedirme del fin de semana. Me quedo con esta sensación de paz, con esta serenidad y esta satisfacción. Orgullosa de compartirme con alguien así. De permitirme arrancarme de cuajo todas las equivocaciones.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Ser un guarda forestal que escucha a Mogwai mientras dibujas en tu cabeza siluetas imposibles de cuerpos incorpóreos flotando en el abismo no es lo más normal que te puede pasar. Pero a Carmelo los hechos le han conducido hasta este punto sin que él considere que haya tenido mucho que ver. Primero una profesora incompetente de uñas violetas y culo gordo le plantó la etiqueta de niño autista con tal convicción y entusiamo que ni el psicólogo del colegio, más experto en carreras de galgos y cocina oriental que en los misterios del comportamiento humano, todo sea dicho, se atrevió a llevarla la contraria. Después vinieron las clases especiales y el vacío reconfortante que se fue fraguando entorno a su persona. Los silencios, las miradas torcidas, los rostros compungidos, el interés morboso..todo estaba amañado para que Carmelo hiciese de su mundo interior el único destino digno de su infantil interés. Y así, poco a poco fue descubriendo, casi por azar, burdas y sutiles maneras de que nadie irrumpiese en sus cavilaciones. Hacerse el idiota era la más fácil. No mirar directamente a los ojos de quienes con cierta lástima y regusto a superioridad se animaban a hablarle. Desinteresarse por aquello que intuía que interesaba al resto. Era una operación de automarginación intencionada aunque sólo a medias. Y es que sin proponérselo de forma explícita Carmelo había descubierto un gran secreto. Qué alucinante era no tener que ver nada con nadie. Le quedaban miles de horas libres para experimentar con sus sentidos y su imaginación. Además, se había vuelto alérgico a la humanidad y las escasas relaciones inevitables que no podía esquivar (mamá, papá y el doctor al que acudía cada vez que se resfriaba) le provocaban extraños sarpullidos y espasmos musculares verdaderamente incómodos.
La cuestión es que el falso autista era un devorador nato de cultura en todo la extensión del término. Además contaba con una sensibilidad excepcional y le fascinaban los espacios abiertos.
Por eso hoy Carmelo escucha a Mogwai mientras se sacude las ramitas que se le han pegado a las botas.
Y todo gracias a esa imbécil de uñas violetas.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Llego a casa después de haber pasado un día fuera. Picasso me mira agazapado desde debajo de la silla, enfurruñado, y Lila maulla como una gatita loca aunque los platos están llenos de pienso. Será otra cosa.
Me encuentro con un bonito correo de Noemi. Una felicitación para una larga lista de amigos con una frasecita para cada uno. Precisamente ayer me quejaba de esos mensajes típicos de estos días en los que mediante la misma frase o email felicitas a tu prima la del pueblo y a tu último amante. Ritos masivos faltos de originalidad y auténtica intención. Inercia de todo a cien para un mundo previsible y mediocre.
El mismo del que intento huir, esforzándome con todas las armas que mi limitada naturaleza me permite. Al fin y al cabo sólo soy una más del montón ( que no pertenece al montón), qué cojones. Liada hasta la médula porque nada me resulta fácil de entender, porque el exterior del que participo me atrae y me repele como un imán de polos caprichosos.

( mirar por la ventana al despertar y ver el Teide nevado, el aire frío en la cara, la siesta con los vaqueros y las lentillas sin quitar, la emoción de Sonia y Guille cuando les damos la tarjeta de cartulina morada, el gatito que zampa todo lo que le eches y nos mira tras el cristal maullando como un desesperado, tus manos tocándome el pelo, el calor de tus brazos, ese calor...)

domingo, 21 de diciembre de 2008


Hoy nos hemos despertado pronto. Casi a la vez. En realidad yo llevaba ya un rato palpando tu tibieza, disfrutando de tenerte así, tan cerca . Dejando pasar por mi cabeza restos intrusos de los días anteriores. La peli de anoche. Una historia desoladora con final feliz. Cataclismos de ciencia ficción en medio del polvo y la barbarie. Un mundo sin niños de inmigrantes enjaulados. Donde cualquier bandera está sucia. Donde sólo quedan los gestos aislados de seres ánonimos.
Nos ha costado salir de la piltra. Para desayunar juntos y empezar la mañana. Dame diez minutos que ya salimos.
En tu coche nuevo de cielos abiertos nos dirigimos primero a la residencia. Sólo voy a dejar un informe pero aún así prefiro entrar. Y allí está M. Seguramente que esperándome. Vestida de domingo, elegante y contenida. Algo fuera de lugar entre todos aquellos ancianos desparramados en sus sillones. La cojo del brazo y la digo que todo saldrá bien. Su familia ya le ha robado más de la mitad de sus ahorros . Pero la incapacitación se va a parar . Y esos hijos de puta ya no podrán desangrarla más.
Después pasamos por la perrera. Es difícil de encontrar. Está en uno de esos lugares imposibles que jurarías que ni existen. Al final llegamos y paseamos por todas las jaulas. Me gustan todos los perritos. Me enternecen. Y me fijo en una negra que no ladra. Se sienta y mueve el rabito mientras me mira. Supongo que es su forma de camelarme, de pedirme que no pase de largo. Pero antes de nada hay que hablar del tema. Porque un regalo así no puede darse sin más, por puro capricho.
El resto del día lo pasamos de mudanza. Un cordon blue al solecito en la playa de Abades, los Pinker Tones a toda pastilla y un beso de despedida.
Y otro. Y otro más.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

La vida duele de diferentes maneras. Y es que a veces el tema se pone difícil. Y lo que es peor, a veces es para siempre.

Esta mañana recibí a Y. y a toda su familia. En teoría no veo pacientes que ya han sido dados de alta. En la práctica sólo necesitan pedírmelo para que lo haga. Y no lo hago por flojera ni sentimentalismo. Lo hago porque no me cuesta una mierda y ayudo. Porque sé que confían en mí. Porque en el sistema sanitario no hay hueco para ellos.
Y. tiene un trastorno bipolar. Toca el piano y escribe poesía. Su vida es un jodido caos. A., su hijo, me promete que ya no está consumiendo heroína. La primera vez que le vi lo tuve claro. O dejas las drogas y empezamos a enchufarte antipsicóticos o esto tiene muy mala pinta. El novio de Y. es un tipo delgado con bigote. Me llama "doña" y yo flipo. Lleva la misma ropa que yo usaba en octavo de EGB y que yo sepa ni curra ni creo que esté por la labor. La madre de Y. es infinitamente vieja y además ciega. Los acoge a todos en su casa a cambio de un poco de compañía. Habla despacio, de forma viscosa y aburrida. Presume de saber un montón de la vida porque escucha mucho la radio. Y no lo dudo. Me resulta una mujer inteligente, probablemente hasta culta. Aunque no creo que nadie la tenga muy en cuenta.
Después de escucharles a todos y explicarles como veo yo las cosas me quedo a solas con A. Si no estuviese tan estropeado diría que es un chico guapo. Termino dándole otra cita porque contra toda postura mínimamente racional pienso que podría ayudarle, que quizás "sólo" estemos ante una psicosis tóxica y la historia tenga un final feliz.

Después vienen las familas. Vamos a hablar de sentimientos y sé que va a ser difícil. Se van a derrumbar. Y lo hacen. Y me explican lo que significa odiar a un hijo. No levantarte del sillón cuando se va a lanzar por la ventana porque ya no aguantas más los chantajes constantes. Que tu vida se pare y se convierta en un infierno. La rabia, el dolor, la culpa, la frustración, la vergüenza. Mis dos últimas pregunta antes de despedirnos son sencillas. Y qué habéis hecho bien. Qué habéis aprendido. Las respuestas darían para una larga historia. Encierran toda la belleza y todo el amor y toda la generosidad y capacidad de lucha que veo en ellos.
Para mí no son sólo padres, son héroes y aunque no se lo digo, ellos lo saben.
Y terminan regalándome sus sonrisas y su calorcito.

Durante la tarde comparto otra historia. M. sigue presa del convencimiento más absoluto y aplastante de que todo está perdido para ella. Cojones.
Después un batido de fresa en compañía de María. Podría decir muchas cosas de María , de todo lo que admiro en ella y de lo bien que me sienta su amistad. Tampoco pararía de hablar de lo feliz que me hace Dani, de lo presente que le tengo en cada momento. Pero es tarde y he de dormir. El cuerpo manda.

martes, 16 de diciembre de 2008

En un instante insignificante que me pilla por sorpresa la miro y la veo partida. La escucho como si estuviese rota. Pequeña, encogida, con una risilla permanente tras la que ocultarse. Empeñada en resultarnos invisible. Leyendo a todas horas o haciendo que lee, nadie lo sabe con certeza. Yo creo que sí se entera. Aunque mi opinión es la más subjetiva de todas.
Hoy la miré a la cara y quise huir lejos. Me asustó esa vejez prematura, esa descomposición de algo que un día fue compacto.
J. saldrá el viernes de este lugar. No sé hacia donde ni si la volveré a ver. Tal vez me cruce con ella en mitad de la rambla una tarde cualquiera. Yo sumida en mis historias circulares, en mis prisas y ella cansada y ausente. Con casi nada que contarnos.
Quizás me equivoqué en no conocerla más. O quizás así todo sea mejor.

lunes, 15 de diciembre de 2008

La vida me resulta una puta incógnita caprichosa. Y me siento en muchos momentos pequeña, poca cosa frente a todo lo que no puedo controlar, frente a las incertidumbres. Y me enfado y le doy mil vueltas a cada imperfección real o imaginada. A mis fallos , a todo lo que no es como yo quisiera. Y entre tanta hiperactividad mental y tanta espiral del desencanto están los momentos. Y junto a ellos la gratitud. Y el amor.
Te quiero de la mejor forma que sé. Y cuando me quedo dormida mientras te abrazo o pones esa carita que tanto me gusta, todas las búsquedas cesan. Y la incógnita se hace exclamación.
Porque tu magia es lo mejor que me puede pasar.

( de fondo una versión de los carpenters, B.S.O. de Juno)
Hace unos días leía en alguna parte que el mundo se divide entre las personas que saben amar y las que no saben. Se supone que de un lado están los que se van quedando sequitos por dentro porque no han aprendido lo jugoso que resulta compartirse sin cláusulas del tipo tienes que hacerme feliz o ser lo que yo espero. Del otro lado tendríamos los que sí, los que se saben la lección y disfrutan amando y se dejan hacer. Los que en vez de esperar o exigir, dan. Los que desean el amor y no le temen.
Bandos opuestos para dividir el mundo y obligarnos a tomar partido, a poner a examen nuestras capacidades amatorias. Nuestra destreza para vivir . ¿Tú qué ves cuando te miras?.
Yo me veo en vertical. Escalando riscos y sacudiéndome el barro. Tocando la cima todos los días porque más allá de todos los despropósitos y los desniveles del camino está ella. La belleza que me sacude cuando menos me lo espero. La misma que llevo dentro y que veo en Sonia mientras adormilada mira por el cristal del coche. Hoy es un día tan feliz. Las tres personas que más quiero están aquí.
Y la lluvia y la modorra y las risas...

martes, 9 de diciembre de 2008

Los días de atrás se desordenan en mi memoria. Y me sobrevienen las imágenes inconexas.
Estoy frente a un tribunal. Tranquila. No puedo creerme que lo esté haciendo bien. Me está saliendo. Mi vulnerabilidad ha terminado haciéndose fuerte. Al menos lo suficiente como para no caer fulminada mientras me observan 12 ojos extraños.
( Las grietas no han roto el edificio. Incluso hay días que ni se ven).
Estoy frente a un atardecer. Miro por el visor de la cámara. Siento tu aliento en el cuello y me voy despidiendo del sol con cada nuevo disparo.
(Y tus manos en mi cintura).
Estoy frente al ordenador. Acelerada y concentrada en el trabajo. Orgullosa y satisfecha.
( Sólo es el principio de algo)
Estamos en el sillón. Es bonito sentirte cerca. Esta tranquilidad..
(ahora cierro los ojos, fuerte, y deseo que sea para siempre)
Lánder se está echando a perder. Se pasa los días en el monte fumando marihuana. Y ya no está la abuela para engañarla. Las mentiras que todos intuíamos ahora son de verdad. Y yo estoy lejos para hacer nada. Aunque sólo fuese por ella.
Te cambio mi decisión de enmendar las cosas por una larga vida de entrega. Amargura, ignorancia e incondicionalidad. Menuda puta bomba de relojería.
La onda expansiva mide más de uno ochenta y no estudia ni trabaja. Fuma hierba en algún lugar húmedo de techos grises. Y miente más que habla.
Te metía de hostias. O te abrazaba si sirviera de algo.
Aunque sólo fuese por ella.

lunes, 8 de diciembre de 2008

martes, 2 de diciembre de 2008

Mi cabeza y mis manos hoy no dan para más. Sólo faltan ( a ver que cuente..) dos días ( ..un millón de exclamaciones invisibles) y aún no he terminado.
Pero de verdad que por hoy ya basta. Que voy a cruzar los dedos para que todo salga bien y que muchas gracias mi amor por esas cosquillas y por todo lo demás.
Empieza la cuenta atrás.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Es sábado por la noche y suenan Mento. Y me dejo llevar por la música como si de una caricia se tratase. Y entreveo un abismo insalvable. El que hay desde lo que guardo dentro y lo que puedo sacar fuera. Desde lo que soy y lo que ofrezco. Desde la imagen de carne y palabras que cruza tu retina y la que se queda atrapada bajo mi piel.
Es un bonito sábado porque estoy con personas a las que quiero. Reimos y hablamos sin parar. Y se nos echan encima los recuerdos. Entonces pensábamos que nada iba a cambiar. Que estábamos presas de un hedonismo que se iba desgastando y nosotras con él. Pero le dimos esquinazo y casi no nos dejó marcas. Al menos ninguna que pudiese cargarse este momento.

( están siendo días de ajetreo, de cambios que asoman la cara, de irle dando forma a un amor que es la huella de mi alegría...están siendo días de vida. Víspera de lo que está por venir, que aguardo con una sonrisa.)