miércoles, 31 de marzo de 2010

Tras la pared

- Hola Lil - le dijo el muy hijo de puta, con la voz rasposa  y agrietada como un papel de lija que se pudre en la intemperie, y ese deje de macho dominante que me daba auténticas náuseas.
- Hola cariño - susurró ella sumisa, seguramente que con ojos clavados en el mugriento suelo y el miedo comiéndola por dentro.
- Vete desnudando nena, que en menos de una hora la gorda nos echará de aquí- la gorda era yo.. siempre me llamaba así el muy cabrón. Desde el primer día que nos cruzamos las miradas pude detectar el asco y el desprecio en sus enormes ojos saltones. Ya desde entonces sabía que Morgan iba a traerme problemas y que era mejor hacerme la tonta con él, igual que Lil, igual que todos los que querían mantenerse a salvo de aquel salvaje.
- Espera un momento.. los niños te mandan unos dibujos que han hecho en la escuela- murmulló Lil, mientras rebuscaba en su gastado bolso rojo y desplegaba las hojas, nerviosa y excitada, tal y como habrían hecho los niños si hubieran tenido la desgracia de conocer a quel tipo del que su madre de vez en cuando les contaba historias inventadas.
- Son buenos los jodidos dibujitos, díselo y diles que en cuanto salga de aquí los colgaremos todos en el porche, no, mejor diles que nos iremos lejos de esta maldita ciudad infectada de maricones y pervertidos..- siempre soltaba alguna joya de esta clase.. si escuchabas a  Morgan  podrías jurar que se sentía el tío más intachable e íntegro de este planeta.. el muy idiota nunca caería en la cuenta de que era un pobre fracasado y de que, para cuando sus huesos salieran de este lugar, ya no le quedaría apenas carne ni fuerzas con los que mantenerlos en pie.
- Me haces daño, cariño, ve más despacio..- le imploraba Lil entre sollozos y risitas temblorosas, como  todos los jueves de 4 a 5. Y con sus palabras se me estremecían hasta dolerme cada uno de los músculos de mi cansado y fofo cuerpo. Quería darle una patada a la puerta y acabar con todo aquello, quería salvarla como lo hacía cada noche en mis sueños, tomarla entre mis brazos y empaparme de su fragancia y su fragilidad y el tacto de su blanca piel.
- Uff, has estado estupenda, cielo- y bajo las rendijas de la puerta se colaba el olor del cigarrillo que Morgan siempre encendía como colofón a sus embestidas , ese sucio olor  mezclado con sudor y sexo y con las lágrimas que Lil nunca derramaba en su presencia pero sí en la mía, mientras le abría la taquilla donde guardaba las escasas pertenencias que le confiscábamos antes del bis a bis.
- Morgan , he de contarte algo - escuché nítidamente decir a Lil. Ahora su voz era otra, ella era otra y las palabras que seguirían no iban a ser las de siempre, estaba segura.
- Dime,dime.., pero no vuelvas con lo mismo de siempre, el poco dinero que tengo es para sobrevivir en este infierno y tu madre anda sobrada de pasta para manteneros a ti y a los críos.
- No, no es eso - la respiración se me cortó en aquel mismo instante, aquella vuelta de tuerca me pilló desprevenida, qué diablos querría decirle justo ahora, después de casi diez años de abnegación y tormentos.
- Venga, suéltalo ya..  ¿no te habrás vuelto a quedar preñada?
- Morgan...- y durante un espacio de tiempo que se me hizo eterno Lil permaneció callada. Por más que puse todo mi empeño y todos mis sentidos, sólo podía percibir un silencio impenetrable que me hacía presagiar lo peor.
- Por primera vez en mi vida he tomado una decisión, las cosas no pueden seguir así, yo.. ya no aguanto más.. hasta se me ha pasado por la cabeza acabar con los niños y suicidarme después, pero no sería justo, ¿qué culpa tienen ellos de haber sido concebidos por dos monstruos?
- Pero qué coño estás diciendo..¿ no habrás dejado de tomarte las pastillas que te recetó ese médico del seguro?- ahora la voz de Morgan había perdido firmeza, sonaba blanda y pequeña, y es que aunque Morgan fuese un retrasado integral, sabía que Lil hablaba en serio.
- Lo siento, de verdad que lo siento, siento no haberme largado antes, siento que no te achicharraras en la silla eléctrica, que nadie aquí dentro haya tenido las agallas suficientes para rebanarte el pescuezo- ahora sí que no podía creer lo que estaba escuchando, por momentos llegué a creer que Lil deliraba, que realmente había perdido el juicio o algo por el estilo.
- Estás jodidamente tarada..
- No, no lo estoy.. he estado pensando.. llevo haciéndolo ya muchos años, dándole inútiles vueltas a las ideas como las da una pobre rata en su ruedita, sin calibrar ninguna posibilidad de escapatoria, pero hoy, todo ha terminado, hoy la rueda ha dejado de girar para siempre y la puerta de la jaula está abierta, en realidad siempre lo ha estado aunque yo no lo supiera.
- Pero de qué estás hablando, has perdido la poca cabeza que te quedaba. ¿Qué vas a hacer, miserable?  Sabes que no serás capaz de dejarme, eres mía, muñeca y si te vas te buscaré y acabaré contigo.
- La visita ha terminado-  grité tras  la puerta e introduje rápidamente la llave en la cerradura rezando porque no fuese demasiado tarde.
- Estás muerta- fueron las últimas palabras de Morgan.

Y mientras a Lil se le dibujaba una casi imperceptible sonrisa en los labios, a mí se me partía el corazón en mil pedacitos, no volvería a verla. Nunca más.

martes, 23 de marzo de 2010

La idiota se nutre de lo que quiere creer. Deforma la realidad y siempre se queda con lo que le conviene. Malgasta el tiempo ensañándose mentalmente con personajes a los que detesta. Se balancea al ritmo de sus idiotas emociones. Actúa por inercia, es descuidada y no se cree lo que dice, menos aún lo que le cuentan. Le asquean sus propios ataques de verborrea estéril. Es impulsiva y apasionada hasta el más idiota ridículo.
La idiota ocupa una parcela de lo que soy. No sé si demasiado grande o grande a secas. La cuestión es que ahí está y yo no quiero que se vaya.

Hoy las extrasísitoles han vuelto a escena.  Y de su manita bien agarrado el jodido miedo a lo peor. Por lo demás, el día ha sido más bien anodino y relajado. N. me ha escrito una carta dulce y pueril, como ella, y Patricia me ha dicho cosas bonitas sobre mi trabajo.
Es hora de parar. O de leer, quizás.

El viaje

Esteban se despertó a la misma hora que el día anterior y a la misma que se despertaría hasta la fecha en que sus párpados echasen el cierre final.
Como era habitual en él encendió de forma mecánica el fuego de la minúscula cocina que presidía su rutinario mundo de 40 metros cuadrados.
Después de tragar de un solo sorbo aquel amargo café que ya nadie endulzaba con su compañía, Esteban no se quedó en casa el resto de la jornada escuchando los cantos desafinados y suplicantes de atención de Lola, su periquita.
 Hoy Esteban abrió, no sin aquel esfuerzo senil que ya había dejado de martirizarle, la puerta del viejo armario de la habitación de invitados y sacó la maleta de los viajes exóticos y soñados que nunca hizo y metió dentro unos calzones tan desgastados como sus huesos, un pañuelo y un bocadillo de sardinas de lata.
Más tarde un taxi le dejaría en la estación de trenes donde tomaría el talgo de las 10:10, exactamente el mismo que había cogido hace la friolera de veinte años para cambiarle las flores a todas las tumbas de su ya extinguida familia. Fue su forma de decirles adiós y de claudicar ante la insistencia de Montse, que no dejaba de repetirle que su miserable sueldo de cartero no les daba para esos lujos, que o dejaban de ir al pueblo todos los meses o la que le dejaba era ella.
Esteban sabía que a su mujer, rácana de naturaleza, lo que le impulsaba a huir para siempre de aquel lugar   no era en realidad la economía doméstica. La auténtica causa de aquella retirada sin marcha atrás era más bien otra. O para ser exactos, más bien otro. Montse seguía enamorada del Cojo, el dueño del bar de la plaza principal de aquel pueblito manchego, y sabía que si seguía viéndole todos los meses sus pasiones desbancarían todos los preceptos matrimoniales que regían su recta y aburrida existencia.
Pero hoy nada le impedía la vuelta, ni el miedo a perder a aquella belleza labriega de tetas imponentes, ni los cantos de falsa sirena de Lola, que lo retenían en su pequeño reino  de soledad y silencio.
Quizás aquel tren le cambiase lo que le quedaba de vida, quizás su viaje fuese un recorrido hacia atrás en el tiempo con el que enmendar los errores cometidos, se engañaba.
Cuando Esteban llegó a su destino se extrañó de no ver en el andén al viejo Mario. Ahora al jefe de estación le suplantaba una enorme y brillante máquina roja que incluso le daba las gracias a los viajeros por contar con sus servicios.
Lentamente, nuestro artrítico y abatido personaje, recorrió alucinado aquel extraño pueblo que ya no reconocían sus miopes ojos. El trayecto se le hizo eterno y aburrido; en la hora larga que le costó atravesar  toda la calle principal no se había cruzado con ninguna cara conocida. Por unos momentos hasta dudó de no haberse equivocado de pueblo.
Por fin llegó al bar del Cojo. Su letrero desconchado y la pizarra que anunciaba los mejores callos del mundo entero le tranquilizaron. Era allí, sí.
- buenos días
- buenos días, ¿que se le ofrece?
Durante unos segundos de desconcierto y ávida sopecha, aquellos dos hombres se miraron fijamente, escudriñándose y, mientras Esteban contenía la respiración, el Cojo gritó con voz pasmada :
- Montse, creo que tenemos visita ...

lunes, 22 de marzo de 2010

Hoy su corazoncito perruno ha dejado de latir. Hoy sus ojos, el azul y el marrón, se han cerrado para siempre. Hoy Nagor se ha marchado despacito, adormilado en mitad de un postoperatorio cargado de malas noticias:  invasión masiva de metástasis en un cuerpo desgastado ya por el paso inevitable e injusto de los años.
Y me duele el día que llegue a casa y él ya no esté. Ya no saldrá corriendo a recibirme entre gemidos y gruñidos de bienvenida. Ya no torcerá la cabecita al compás de una promesa canturreada: calle, comidita...
Y lo peor de todo es que Nagor quería a mi madre de una manera incondicional y ciega. Y mi madre necesita de su calor para frenar el proceso de congelación en el que ha sucumbido... otro golpe difícil de asumir para una mujer fragmentada y maltrecha que se va quedando cada vez más sola, más fría de otras pieles.

Ayer irrumpía en mi imaginación  la escena tantas veces repetida de nuestras visitas al hospital de la Concepción. El interminable pasillo que nos llevaba a las escaleras que conducían a la sala de oftalmología. Los techos infinitos, las paredes blancas y antiguas, el colofón esperado de una enorme tostada con mantequilla y mermelada en la cafetería. Mamá entonces era un ser absoluto e imprescindible. Yo una niña de 10 años.

Quizás mañana todo sea diferente. Quizás me cure de todos estos ataques estúpidos de nostalgia y desilusión y culpa.
Quizás un día deje de estar enfadada con la vida. Hoy sólo siento su pérdida, lejana e inocente.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Velatorio

- Apenas has cambiado desde la última vez... no te rías, hablo en serio, parece que fue ayer cuando saliste disparado huyendo no sé muy bien de qué..bueno, sí, sí lo sé, huías de algo terrible y huías de lo que hubiéramos querido huir todos. Aunque nosotros fuimos mucho más cobardes, mentíamos hasta cuando estábamos callados..¿por qué no dices nada?, dime algo Carmelo o empezaré a desvariar, como siempre..
- ¿ qué es exactamente lo que quieres qué te diga ?
- ya estamos, siempre con esa actitud , siempre escurriéndote entre unas pocas palabras ..j oder, sólo intento ser amable. Ahora que ellos ya no están no tienes por qué seguir odiándonos de esa forma.. quizás.. podríamos hablar de lo que pasó..
- habla si quieres..
- la cabeza no deja de darme vueltas estos días.. es irónico ¿no? sobreingesta medicamentosa.. yo creía que terminaría pudriéndose entre su propia hiel, que resistiría hasta el último aliento, que nos sobrepasaría a todos,  y resulta que el muy cabrón va y se mata el mismo día de su cumpleaños,...
- ah, no sabía que fuese su cumpleaños..
- ya.. mucho mejor así, yo también había olvidado muchas partes de la historia..los recuerdos son como los deseos, espacios vacíos donde reinventarnos.. este maldito dolor de cabeza me va a matar..
- ¿necesitas algo?
- tú siempre tan predispuesto a casi todo, no, déjalo, estoy bien.. te decía que de alguna extraña e incomprensible manera  me había llegado a convencer de su inocencia, ellos no tenían la culpa. Papá sólo estaba vencido por la pena y el alcohol, me repetia sin cesar,  y mamá..mamá, hacía lo que podía, no hubiera servido de nada que se enfrentase a él, habría perdido la batalla desde el principio, y marcharse, adónde hubiera ido con cuatro niños y una cabeza donde sólo cabían  la ignorancia y el miedo.. ¿estás llorando?. ¿ prefieres que pare ?
- no, Dalia, puedes seguir, no te preocupes..
- y.. necesito decírtelo de una vez,.. siempre sospechamos que contigo era diferente.. a ninguno se nos escapaban las heridas, los moretones.. pero te juro que no éramos capaces de plantearnos ni siquiera la posibilidad.. a nosotros jamás nos tocó, supongo que  no hacía falta, que llevábamos la sumisión grabada a fuego en los putos genes..
- voy a ir a por un café, estoy congelado.. ¿quieres que te traiga alguna cosa?
- espera Carmelo,  a la mierda con el café, a la mierda con todo.. te estoy intentando explicar que no lo sabíamos.. Ricardo y Ana tampoco lo supieron hasta que te marchaste y la policía se presentó en casa con el parte de lesiones.. no tuvimos la oportunidad de ayudarte, no nos dejaste..
-  deben de ser ya más de las dos de la madrugada, lo siento Dalia pero mañana tengo que llevar a las niñas a la piscina, se lo he prometido. Olvídate de todo y con mi parte de la herencia haz lo que te dije, creo que será mejor así..
- Carmelo, por dios, no me dejes así...
- no te dejo, sólo necesito descansar un poco, ya nos veremos..
- Carmelo..

viernes, 12 de marzo de 2010

Ha sido un golpe de realidad tan brutal que sólo puedo llegar a la conclusión de que la culpa es mía y sólo mía: ¿o es que no tenía ya demasiadas pistas como para no intuir la catástrofe hacia la que yo misma me estaba precipitando?
La sensación que me queda en mitad de toda esta historia es de asco y pena a partes iguales. Quizás sería mejor no pensar en ello, no oponerme al hecho irrevocable. Son necios, necios hasta el dolor y yo tengo que sumarme a su juego porque ellos tienen el poder.
El proyecto del blog del psiquiátrico se ha enmierdado y ha perdido su razón de ser. Queríamos luchar contra todas las atrocidades, contra la brutalidad imperante, el dogmatismo , y resulta que no nos van a dejar  y que, con nuestro empeño, hemos destapado las miserias de un entorno putrefacto que se sostiene a sí mismo por la inercia de la imbecilidad.
Esther, sigue trabajando como un animal, pero para mi satisfacción personal. Adiós a cualquier disidencia, a la poesía y al pensamiento libre y crítico. Y cuidadito, porque aquí mando yo y tú estás a mi servicio, eso que no se te olvide, "cielo".

Hoy , mientras se desarrollaba la reunión semanal de planta, pensaba en lo injusto que es todo.
Y es que no es justo que personas de una caladura moral e intelectual tan ínfima tengan el mando y la capacidad de decidir sobre otros seres humanos..
No es justo que T. y N. se hayan enamorado y se haya dado la orden explícita de que si este fin de semana T., que estará fuera de esta cárcel, llama a N., no sólo no se pasará su llamada, sino que se negará que T. ha llamado a N., en el caso de que N. pregunte.
No es justo que cuando el jueves salía por la puerta ( salía la última de todos, como es habitual ) me encontrase sedado y suplicante a O. porque se había intentado suicidar la noche anterior y necesitaba desesperadamente que alguien le protegiese de sí mismo ( por favor, meterme aquí dentro o me mato esta noche ), y que nadie antes de mí se hubiese dignado a pararse, escucharle y llamar a una ambulancia.
No lo es que nunca, jamás, se tomen ninguna medidad frente a todos los abusos sistemáticos que se cometen en este centro y que, frente a la actuación de dos personas que deciden abrir un huequito para que entre un poco de aire, se despliegue este ejército absurdo de opresión y sinrazón.

El mundo está jodido y yo soy una imbécil por empeñarme en cambiarlo.
Y lo peor es que tanta estupidez e ignorancia me parten el corazón.

( escrito desde mi lado idiota, el mismo que en otros momentos me alegra la existencia )

jueves, 11 de marzo de 2010

Él

Todavía no he descubierto de qué me escondo, lo que es seguro es que me he agotado de tanta inercia y tanta impostura. Tampoco cargo ya con certeza alguna o eso al menos me repito cada vez que tuerzo a  paso lento las esquinas del dogma y reniego de toda  necesidad de ser comprendido.
En mi soledad se han colado un millón de rayos de sol que besan mi cara sin pedirme nada a cambio, sin someterme a su embrujo con promesas de un después.
Antes cayeron las máscaras engañosas que le daban a mi rostro la textura firme y sólida de los que pueden ir  por el mundo con su cabeza  bien alta.
Pero yo prefiero estar agachado,  agazapado en la soledad invisible de mi imaginación y mis sentidos.  Abrazado por las palabras y los sonidos sin dueño y el mundo entero congelado  en una imagen que fascina mi mirada.
Lo grande hoy es sólo este instante y es grande porque yo lo hago crecer mientras me quedo quieto y lo saboreo al ritmo asimétrico de las notas desafinadas que se pierden en la nada.
El viaje ha comenzado, deplegué las alas para volar a un destino blanco que no existe y estallaron por fin los colores que mis ojos no habían alcanzado a contemplar. El azul de un pedazo de cielo en la noche, la tersura ocre de tus arrugas cansadas, el dulce timbre rosado de su voz escandalosa.
Me he dejado seducir por las inutilidades, contaminar por el desorden, atrapar por la soledad, desengañar de todas  las verdades y he soñado con la liberación definitiva, que es a lo único que puedo aspirar.

jueves, 4 de marzo de 2010

Quisiera decir que vuelvo para siempre, que voy a quedarme, que puedo hacerle frente a la soledad y a las contradicciones sin claudicar ni esconderme en las blandas concesiones que lo hacen todo más fácil.
Casi todo me resulta mediocre hasta el vómito. Una jodida impostura que tienes que tragarte hasta el último pedacito.
Mi vida se ha reducido a una combinación tragicómica y aleatoria de papeles de segunda en manos de una pobre actriz de tercera: ésa soy yo.

He cenado demasiado y Nick Cave no ayuda a nada. O quizás es sólo que hoy por fin estoy tranquila. Lo suficiente para desatarme el primer nudito de la soga.

Bienvenida de nuevo a la boca de desierto. No hace falta que me leas.