domingo, 31 de agosto de 2008

El sueño me vence. Pero son ya muchos días sin decir nada, sin pensar demasiado, sin darle forma a mis vivencias. Nada contra lo que luchar. Nada que haya de ser justificado ni vomitado. Todo dentro. La adoración, el estremecimiento continuo, la certeza de quererte, de no esperar ni desear nada que no seas tú.
Domingo de emisoras de radio por el itunes, de videocreaciones en el tanque que me resultan una puta tomadura de pelo, de fotos para regalar, de sexo feliz, de pelis que se quedan a medias, de duchas compartidas, de risa tonta.
Domingo laxo sin pretensiones. Sólo disfrutarte y que me disfrutes.

domingo, 24 de agosto de 2008

jueves, 21 de agosto de 2008

Vulevo pronto. Es sólo que estoy sin ordenata y que tengo menos necesidad de contar nada. Dani ha vuelto y soy feliz. Perdida en una inmensidad de la que no quiero salir.

sábado, 16 de agosto de 2008



Tarde de parque y batido de fresa.
Sábado de espera. Víspera de lo que más deseo. Dani vuelve mañana de sus vacaciones y es precisamente hoy, cuando ya no queda nada, cuando me asalta la urgencia, cuando los segundos parecen arrastrarse más despacio.
Anoche fui a La Laguna. Cenamos, bailamos, canturreamos una canción de extremo como si nos fuese la vida en ello, nos reimos y todo fue bien. Hubo más sorpresas, más gestos de los que me emocionan. Nada de sentirse a la intemperie.
Vuelve ya!.
El doctor Jekyll y Mr Hide se disfrazan de un excombatiente de la guerra del Vietnam que se carga a bocajarro a más de veinte personas el día del final del mundo. El final de su mundo, claro. Un infierno helado y áspero donde nunca llueve y no hay besos.
La fatalidad puede atraparte en cualquier momento. La falta de amor es mortal, germen de todas las atrocidades. El mundo está estropeado desde Colombia hasta la vuelta de la esquina.
Sin embargo ahí estás tú y aquí estoy yo. Contra toda estadística del horror.
M. me pregunta si la van a volver a ingresar. Lleva un chándal barato y huele demasiado a tabaco. Sigue yendo todas las semanas a la peluquería, pero ese gesto, acartonado a veces, de franco terror otras, no hay quien se lo peine.
Secadores y rulos para el alma. Y a buen precio, por dios.

jueves, 14 de agosto de 2008

Me levanto y de forma mecánica, descalza y con los primeros pensamientos del día revoloteando por mi cabeza, les voy a cambiar la arena a los gatos y a ponerles la comida. El suelo de la terraza está mojado y hace fresquito. El cielo empieza a perder la negrura de la noche. Azul oscuro y un aire con gotas de lluvia. Me gusta despertarme así.
Ayer estrené zapatos. Terminé con heridas en los pies pero no importa. Fue un gesto más. Símbolos extraidos a partir de los objetos. Porque no dejamos de hacerlo. Damos alma a las cosas continuamente. Fetichismo del bueno.
Me largo ( y te llevo conmigo a todas partes).

miércoles, 13 de agosto de 2008

Morgan y Llina se han citado en la cafetería de la plaza. La que hace esquina y nunca cierra. Hoy sopla el viento fuerte y el cielo es un puzzle desordenado de colores indescifrables. Puede que llueva o que luzca el sol de un momento a otro, aunque eso no les importa ni a él ni a ella.
Morgan se ha pasado la jornada spray en mano y Llina lleva todo el día encerrada en casa. Desde que Morgan la dejó no hace otra cosa que tumbarse en la cama y soñar con tiempos mejores.
_ ¿Cómo ha ido el proyecto?
_ Bien, ya sabes. Tengo cubierta casi la mitad de la ciudad. En menos de un año estará terminado.
Morgan está llevando a cabo un plan. Quiere desnaturalizar el paisaje. Por eso se dedica a rociar los árboles de la ciudad con su spray. Les pinta siempre la misma fórmula matemática. Cree que así los drena de vida. Actos de contaminación visual a los que se dedica en cuerpo y alma. Señales que según él nos alertan de la deshumanización a la que nos abocamos.
_ ¿Tú, cómo estás, conseguiste aquel curro?
_ No exactamente. Creo que me tomaré una larga temporada para no hacer nada. Oye, está lloviendo como nunca. Se te va a ir a la mierda el trabajo de hoy.
La conversación se va haciendo cada vez más aburrida y previsible. Los dos tienen ganas de volverse a casa. Un beso de despedida, fugaz y desapasionado.
_ Para la próxima me cuentas en qué andas metido. Se te ve inquieto , no sé, diferente.
_ Sí, para la próxima.
Lunes noche..Dani ya está en el Sur de Italia. Más allá de Taranto. Metido en una tienda de campaña, durmiendo plácidamente. ¿Te acuerdas de mí?.
Yo preparo la cena y pongo otro capítulo de perdidos. Ya casi me he ventilado la primera temporada. No siento la adicción ni la veneración de Pancho pero me entretengo. De vez en cuando, incluso, el guión me sorprende con alguna joyita de las que te hacen pensar. Otras disfruto de sus imágenes, de una fotografía impecable y sugerente.
Me voy muy pronto a la cama. Hoy sin Picasso y sin Lila. Agotada y feliz.

Martes..Nunca pensé que me fuese a preocupar por estar quedándome sin culo. Pero es que los pantalones me cuelgan y el cinturón ya no es más que un elemento decorativo que necesita que lo sigan agujereando. Supongo que estoy tan contaminada como el resto por esa vergonzosa sensación de satisfacción personal cuando la báscula me dice que sigo bajando. De la talla 48 a la 40 hay la misma distancia que hay entre cualquier trayecto que implique un avance. La diferencia en el caso que nos ocupa es que este avance es una mera ficción. Un espejismo fruto de la presión mediática y la idiotez colectiva.
Vamos, que si me siento más guapa ( o menos fea, según se mire) no es porque el peso marque ya el 67. La auténtica razón está en otro lado. No nos engañemos.

lunes, 11 de agosto de 2008

Me gustaría enlentecer el ritmo de mi cabeza. No dejar pasar nada de largo. Pararme a mirar alrededor. Porque el paisaje es abrumador. Su textura es la de mi piel bajo tus manos, la de tus dedos cuando se enlazan con los míos.

Esta mañana me he despedido de Susana en el puente que da a la calle la noria. Mientras ella habla por teléfono me apoyo en una barandilla y me quedo mirando. Las escaleras que me llevaron hasta Dani. El aparcamiento donde tocó aquel grupo hortera que poco me interesaba. Las mesas del Bulán donde suelo cenar con Jaime de vez en cuando. Al fondo el callejón del miedo. El mismo callejón que ahuyenta todos mis temores. El que me conduce a ti.
Un abrazo de despedida y un nos vemos. Seguro.
No necesito perfecciones que todo lo arruinen. Quiero seguir contemplando los edificios desgastados que hay frente a casa y encontrarles la belleza. La misma que a veces presiento en mí. La misma que me devuelven tus ojos.

Anoche volvió a pasar. Sigo descubriendo tesoros por todos lados. La voz de Nancy al otro lado del teléfono. Su entusiasmo y su calorcito. El mensaje de Laura que habla de almas gemelas. Como las de aquellas historias de Enrique Barrios. Sueños infantiles de un mundo con forma de arco iris.
Después paseo con Susana por las calles de Santa Cruz. Noche desierta de un domingo que no se parece en nada a los anteriores. Nos sentamos en la terraza de siempre y sonreimos. Sé que volveremos a encontrarnos.
De subida a casa el cuerpo se rinde por momentos. Otro bajón de tensión, quizás. No tengas miedo.
Tirada en el sofá me espera Sonia. Hoy parece una muñequita con su vestido rojo. Guapa por dentro, guapa por fuera.

domingo, 10 de agosto de 2008

Sólo se trata de una sucesión de acontecimientos a los que damos el significado que pensamos que tienen. Así define R. Carver el destino. Mientras tanto, en una pizzería de una isla del atlántico reikiman insiste en lo contrario. Todo está amañado por alguna fuerza superior, hay realidades paralelas inexcrutables a las que él parece tener acceso. Se emociona y todo cuando nos relata todas las pruebas con las que cuenta. Yo le digo que hay cosas que no me creo y que tengo sueño y estoy cansada para recibir una sesión ultrarápida de inciación al tema que nos ocupa. Creo que me cree y me deja ir. Reconozco que me provocan curiosidad todos los fenómenos que tocan de cerca la fe y la salvación en sus diferentes vertientes. Lo que llevo peor es que alguien hable sin parar y sin mostrar puto interés por lo que los demás podamos aportar.

Se supone que hoy he recibido un chutazo de energía cósmica que ahora flota entre mis células. Que hay más armonía dentro de mí. Al menos una buena siesta ha caido. Y me apetece presentarle a Susana a mis gatunos. Por lo demás seguiré buscando esa armonía. Y si es en tu compañía mucho mejor.
Bienvenidas María y Laura. De guardia en el hospital y apurando los últimos trocitos del domingo. Así os imagino.
Me gusta que Tania pase por casa. Echarles fotos a ella y a Emma. Abrirme de par en par ante personas que admiro. Cruzarme por el camino con gente que me resulta especial y acogedora.
Acabo de llegar de la calle. No he subido en el ascensor porque hace unas horas se ha parado conmigo dentro y ha empezado a temblar o algo así. A cada zancada he fantaseado con la posibilidad de no volver a coger un ascensor nunca más. O al menos el de casa. He estado a punto de hacer un juramento y todo. De no haber llegado a mi destino quien sabe.
Justo a la vuelta, en el trayecto que va de casa de Dani a la mía, un mensaje. Paseas por Roma, puedo verte por un agujerito. El mismo que esta noche une dos ciudades tan distantes. El que hace que siempre estés cerca, rozándome.
No me olvido de las casi dos horas al teléfono con el gorrión. De que haga lo que haga, los putos reproches que a veces me asaltan , no son nada comparados con lo que significa para mí.
Buenas noches Roma. La ciudad en la que hoy querría dormir.

sábado, 9 de agosto de 2008

Viernes sofocante. Hace más calor que de costumbre y mi tensión se desploma por momentos. Siento miedo pero sé que no es nada. Duerme Esther, sólo es eso.
Antes pasan Sonia y Guille a recogerme y nos vamos a la Charcha. Nos morimos de hambre los tres. Hablamos sin parar y se nos hace más tarde que de costumbre, no hay prisas ni destinos imaginados por alcanzar. Por fin.
Antes paso la mañana intentando convencerme de todas las cosas que debería estar haciendo y no hago. Dejándome arrastrar por la desidia y la culpa. A ratos cumpliendo, a ratos dejando al tiempo pasar, cogiéndole de la mano y riéndome en su cara.
Después de todo, la voz de Dani. Cada vez más cerca de la frontera. De una línea que nos tendrá durante unos días algo más lejos. Una línea enemiga que me robará su voz ( vibración y bálsamo, caricia que me hace sentir en casa).

jueves, 7 de agosto de 2008

Se acaba el día. Un día transcurrido en su mayor parte en la más pura inopia. Un jueves caluroso de agosto lleno de acontecimientos cotidianos que, desde que tú estás cerca, me gustan mucho más.
Mañana Dani sale para Italia. Carretera por delante y tienda de campaña por estrenar. Y yo feliz porque le estoy esperando. Con calma y con avidez. Con toda la ternura que me cabe entre las manos.
Felicidad bañada de felicidad. Amor presentido, amor esperado, amor que nutre, onda expansiva que todo lo abarca. Desde el centro de mi corazón hasta el techo del cielo.

Ayer el día fue redondo. Curvado y suave. Fue un día más, a mi favor. Un día más para querer a las personas que tengo cerca. Para quererte a ti que estás lejos.
Empecé otro grupo de familias. De mujeres que quieren hablar, relatar sus calvarios particulares. Soledades y luchas y rabia y abatimiento. Personas que se culpan , necesitadas de algún tipo de absolución, de un jodido respiro.
Charla a última hora de la mañana sobre los trastornos disociativos en el cine. Bellas imágenes, personalidades múltiples engañosas, un Hitchcock misógino y oscuro, disociaciones cotidianas sin daños colaterales (es sólo una necesidad sangrante de escapar de la crudeza , de símbolos a los que asirse).
En los paréntesis del día leo poemas de la generación del 27. Sintonizo con ellos en momentos como éste.
Las consultas de la tarde se hacen eternas. Quiero que las agujas del reloj corran más rápido, salir a la calle de una vez. Beberme un batido de fresa y disfrutar de la compañía de María.
Después subiré a casa de Dani. En su lugar hay otras personas que también me importan porque forman parte de su mundo. Un mundo que quiero ir descubriendo, saboreando.
La noche termina en una terraza donde conocemos a un tipo que nos habla del reiki. Convencido de que nuestro encuentro estaba escrito, misterioso y parlanchín.
Lo mejor del día escucharte. Subir a casa con tu voz de fondo. Meterme en la cama con tu voz de fondo. Disfrutarte y desearte sin parar.

martes, 5 de agosto de 2008

Florece tu recuerdo en algún rincón de mis entrañas. Brotan las hojas del deseo cada vez que te pienso.

Martes tranquilito. La mitad de la tarde no hago absolutamente nada. El resto del tiempo lo gasto en quehaceres inútiles (o quizás no tanto).
Regar las plantas, comerme un sandwich, flipar con los niños mutantes, leer un librito de citas de ésas que intentan condensar la sabiduría en mayúsculas en apenas unas palabras, recostarme en el sofá, ver cualquier tontería por la televisión, mirar al techo y soñarte mientras tanto..
Un salto cuántico a otro universo. El universo que habita dentro y que no se atreve a salir. El que se deja ver sólo en los momentos que bajamos la guardia. Cuando no hace falta sentirse fuerte ante nada ni ante nadie. Cuando por fin se abre la veda y se guardan las armas.

Martes somnoliento consecuencia del maravilloso karaoke que se han comprado mis vecinitos y que no apagaron hasta pasadas las milyquinientas. Rutinas mañaneras. Delirios y alucinaciones de todos los colores y sabores ("yo una vez vi a un tipo bailando delante de mí y en realidad no había nadie, yo creía que era lucifer y que el psiquiátrico era mío..").
Me apunto al desfile y me invento otros delirios y haciendo el payaso terminamos por reirnos todos.
El desayuno hoy es cálido. Mabel me dice cosas bonitas. No le cuesta expresar lo que siente y me dice que soy maravillosa. Yo digo alguna tontería para quitarle hierro al asunto.
Terminamos la mañana con ejercicios de peces y frases incompletas. Increiblemente A. emite hoy algún sonido, incluso levanta la vista y sonríe. Con eso ya es suficiente. Más que eso.
Al llegar a casa hablo con Dani. No me cansaría nunca de escucharle. Y no es sólo por lo que siento. Es por lo que lleva dentro.

lunes, 4 de agosto de 2008

No quiero tirar la toalla pero creo que el trabajo de esta tarde ha sido estéril. Porque a veces no van los engranajes y de alguna forma es posible hacer que la máquina vuelva a funcionar. Pero hoy me ha dado la sensación de que las piezas estaban totalmente jodidas. M. me dice con una sonrisa que se detesta y que ha pensado matarse. F. plantea unos malestares tan bizarros que no me explico como aún puede seguir cuerdo. Yo les escucho estupefacta. Ya es coincidencia que en el mismo día me tope con dos personas tan difíciles.
Después Jaime me espera. Me escucha y muestra mucho más interés del que podría esperar por las cosas que me han pasado estos últimos días. Piensa que aunque no es posible algo le dice que va a pasar algo que lo cambie todo. Que su vida es ahora una pecera donde da vueltas y más vueltas, pero que algo está por llegar. Mientras tanto no pienso fallarle. Me decanto por constancia frente a intensidad, lo sé. Pero es lo que puedo darle y él ha aprendido a aceptarlo.
Despedida rápida porque quiero escuchar a Dani. Su risita. Sus palabras. Su amor.
Salto de un blog a otro blog. Del espacio infinito aún por definir a tu torso desnudo, preciso, promesa de, quizás, algunas certezas.
El abismo se encoje a cada minuto. Contraido, renegado de sí mismo.

Hoy es Lunes. Son algo más de las tres de la tarde. Mucho calor y un tiempo muerto hasta las seis, hora de retomar el curro. De la mañana me quedan multitud de impresiones. Siempre las hay. Al fin y al cabo me muevo entre personas y palabras, y además tengo mucha facilidad para inventar realidades paralelas en caso de que se agoten las genuinas.
Por orden cronológico, hoy me he despertado antes de que sonase el despertador. Descansada, con picasso a mis pies desde anoche, en el mismo sitio. De las rutinas diarias sólo puedo contar las que me he saltado. He desayunado nocilla y cola cao, a modo de celebración, supongo (celebro todo el rato haberte conocido, lo reconozco). Me he pintado los ojos como si lo hiciese cada mañana. En la bandeja de entrada un correo del gorrión , tierno e intenso. Un empujoncito y palabras que me dicen que valgo, que él lo sabe. La subida al hospital la hago con una compañera de viaje que a todo le encuentra un pero. Todo en este mundo es susceptible de ser diferente a como es, bajo su punto de vista. Me pregunto si no se ha planteado meterse a sí misma en el saco. Después las vivencias de los pacientes del fin de semana. Risas, suspicacias, una fuga el domingo, lamentos y mentiras descaradas. A I. le gusta la falda que llevo hoy. Verde como un inmenso campo. Hablaría mucho de ella porque me enternece. Con su esquizofrenia "de las malas" y su demencia frontal. En perpetua lucha contra unos pensamientos que la invaden día tras día y pugnan por salir y partirla en más trozos aún. Con esos grandes ojos azules, la cabeza siempre agachada y olvidada entre los hombros. Y esa costumbre tan dulce de cogerme de la mano siempre que se despide de mí.
También he leido un libro al que le falta alma. Una impostura pretenciosa que intenta sacudir a base de golpes fáciles y efectistas. Y una ya no está para esas cosas. He escrito una historia de un camaleón, me he aburrido en la hora del café escuchando historias de las que no me interesan y he hablado con personas, de las que sí me importan, por teléfono.
No me olvido de mencionarlo. Es sólo que estás en todo momento. Esta mañana pensé un millón de veces en Danielo. El chico al que quiero.

domingo, 3 de agosto de 2008

Disfruto mucho más de todo contigo alrededor. Y aunque desearía que estuvieses aquí no dejo de estar contenta sin ti. Porque le das otro matiz a las cosas que hago sólo con quererme.

Hoy me he pasado la tarde viendo capítulos de perdidos, al teléfono muriéndome de envidia porque Diego cada vez está más salado y yo quiero verlo, con Sonia y con Guille que nos ha preparado un batido de frutas riquísimo y yéndome de vez en cuando de viaje sideral con Dani como única compañía.
Hoy dormiré sola pero te sigo abrazando.
Domingo pegajoso y traslúcido. Apenas corre el aire y hace mucho calor. Nick Cave me martillea la cabeza con su sonido atronador, denso e hipnotizante. El estómago se me encoje por momentos. Y es que ya te estoy echando de menos. Es algo que no voy a poder evitar aunque me lo proponga de cienmil maneras distintas. En realidad es algo que quiero hacer. El siguiente paso del trayecto que de pronto se ha abierto ante mí. Un nuevo paisaje de apenas nueve días que ha eclosionado abruptamente, con dulzura y sin concesiones.
Desde la punta de tus dedos hasta el final de mi columna vertebral.