miércoles, 28 de enero de 2009

Estoy tumbada en la camilla de una habitación destartalada y estrecha. Desnuda de cintura para arriba y ladeada tal y como me ha explicado que me coloque la auxiliar de turno. Es una chica enérgica de melenita negra con flequillo que me llama por mi nombre y me hace sentir a gusto.
Llevo esperando en esta posición ya unos diez minutos. Mientras me pregunto hasta donde llega mi esperanza y le pido tímidamente y sin demasiada convicción al universo que todo salga bien. Y entonces entra la doctora. Es alta y extremadamente delgada. Rápidamente se pone manos a la obra. Escucho bombaer a mi corazón. Incluso puedo verle de refilón en la pantalla que hay instalada a mi espalda. Los números hoy están de mi lado. 44 es una cifra amiga. Sí.
Afuera Dani me espera en el coche, agotado del día con el ibook entre las manos. Le beso y se lo cuento: aún no hay nada definitivo y eso es bueno. Igual que tenerte a mi lado, indefinidamente cercano.
Es como si me hubiesen suministrado un antídoto contra toda esta jodida inquietud. Y disfruto de lo que queda de tarde con María en nuestra terraza de siempre. Un batido de fresa mientras va cayendo la noche y siento su abrazo hecho de palabras y complicidad.
Hoy dormiré como dios manda. Hoy el bichito por fin descansará.
( sé que no seré lo única, hermanita).

martes, 27 de enero de 2009

Mañana es un día importante. Quizás no definitivo. Pero sí cargado de posibilidades. Y pase lo que pase sólo me queda una opción a la que asirme: la de vivir.
Feliz..
porque cada día amo más profundamente a Dani,
porque sin Sonia nada sería lo mismo,
porque cada vez que me equivoco me doy más cuenta de todo lo que puedo hacer para no repetirme en el error,
porque mi capacidad de sentir está intacta,
porque tengo la suerte de disfrutar con mi curro y de rodearme de personas a las que importo y que me importan a mí,
porque me sobran razones para estar agradecida,
porque con cada latido siempre hay algo ganado, siempre..
A. dice que no tiene paz interior. Que se encuentra delante de muchos espejos que la acorralan y la impiden ver más allá, ver tu verdad, siempre mucho más verdadera que la suya propia. Está convencida de que a veces los demás sienten su voz que flota en el aire y descubren los pensamientos que se le pasan por la cabeza. Menos mal que no me matan, me dice con la misma intensidad que si me recitase la lista de la compra. Además, las cosas que piensa no son ni siquiera suyas. Son mis ancestros que dicen que canarias se vaya a la porra.
A. reconoce tener miedo a su doctora, esa hurraca tonta y vieja. Cuando la vea la seguiré la corriente para que no se vengue de mí por haberla llamado mentirosa cotorra. Esther, cámbiame de doctora, por favor.
A A. las palabras le duelen como si fuesen cáctus, justo aquí en mitad del estómago y en la mente, sí, también en mi mente, y aunque ella quisiera ser sensible y agradable, en realidad se siente vacía, arrogante y eléctrica, sobreviviendo en un túnel laberíntico cavado bajo la tierra y cargando con la condena de una noche inmensa en su cabeza.
Es como si tuviese un gran miedo, como si se avecinase un gran peligro..
( es la pérdida de uno mismo, la más radical y la más injusta de todas)
I. tiene más de 60 años y unos grandes ojos azules que miran hacia la nada. Se pasa buena parte del día coloreando dibujitos y luchando contra una parte de sí que no entiende que la impulsa a decir obscenidades y a sacar la lengua. Contra ésta última desgracia I. ha ideado una alternativa: comer chicles. Cuando los mastica ya no saca la lengua y así se calma y la angustia la azota menos. La cuestión es que aunque I. tiene el gran privilegio ( en este lugar las pensiones no suelen exceder los 300 euros) de contar con una paguita de 500, su familia no le da nada. Miento. Algunos domingos durante la esperada visita semanal de 5 minutos la dejan un puto euro. Y con eso no le alcanza para los chicles.
Yo me digo que la esquizofrenia paranoide y la demencia frontotemporal no va a haber quien se las quite. Pero que I. va a tener pasta para chicles. O al menos ése va a ser mi objetivo.. mi deseo, mi fantasía. Porque permanecer pasivo frente a una injusticia me parece tan asqueroso como ejecutarla. Porque el que puede hacer algo por otro que no puede hacer nada no debería mirar hacia otro lado. No deberíamos.
Y es que I. lleva enferma desde 1976 y ya cinco años en tierra de nadie. Demasiado mayor para ocupar una plaza en un recurso para enfermos mentales y demasiado loca para encajar en una residencia de mayores. Y aunque todos los días me cruzo con montones de personas que le hacen la vida mucho menos dolorosa, I. es una víctima de la codicia de su familia.
Esther, soy una puta, me dice con su vocecilla quebrada.
(te equivocas, las putas son otros, pero es mejor que lo hayas olvidado)

jueves, 22 de enero de 2009

Suenen a perfect circle. Son delicadeza en estado bruto y eso me gusta. También me gusta leer el libro de citas que me compré hace siglos en la casa del libro. Y tirarme en el sofá por las noches a ver perdidos con el aire caliente del aire acondicionado a tope y los gatitos espanzurrados sobre mi cuerpo.
Me gusta que me digan cosas bonitas y ayudar a los demás. Estar lo suficientemente en paz para no esperar demasiado, para ser capaz de dar sin más. No sentir que es el final de nada. Esta dulce tregua que ha hecho la espera más llevadera. Aunque el tiempo corre, lo sé.
Me gusta ser capaz de resistir, de seguir adelante, alegrarme de este soplo presente en el que vivo, el mismo que va de la certeza a la duda, de la seguridad al abismo. Saber que la verdadera vida es la que llevo puesta. Y que el único tejido que en realidad me importa es uno.
El amor.

viernes, 16 de enero de 2009

Once de la mañana. No ha llegado mucha gente aún. Estoy extrañamente tranquila. El hábito y la familiaridad están dando al traste con todos mis miedos escénicos. Hoy habrá programa doble. Documental de radio colifata y una charlita-debate después.
(Esta mañana me desperté más pronto de lo habitual. Inquieta y segura de que ya no me volvería a dormir. Digamos que le gané tiempo al día e hice muchas más cosas de las que suelo hacer a esas horas ).
Ya son las once y cuarto. Unas palabras rápidas e improvisadas de bienvenida y apagamos las luces. Ver a Rosi otra vez me hace sonreir. Exhala una belleza tímida e irrefutable, sobrecogedora. La hora y media se pasa volando. Yo me vuelvo cada vez que se abre la puerta , escudriñando el ambiente en busca de sorpresas.
(Hoy pensé en lo difícil que a veces me resulta entenderme, amansarme, cortar de cuajo con el desaliento, reconciliarme con todas las hoquedades).
Enciendo las luces y se abre la veda de las impresiones, el debate, las opiniones . Julia dice que desde que me conoce todo le ha cambiado. Que soy su hada. Todos están de acuerdo en algo. Les ha gustado la película , la forma en que se acerca al paciente psiquiátrico, la invitación que nos hace para que busquemos nuevas fórmulas de tratamiento, para que reinventemos la locura. El ambiente es acogedor y poético. Un grupo de personas compartiendo las ganas de, la inquietud, los sueños, las penas.
(Esta mañana he vuelto al médico. Quisiera que el tiempo se parase para no tener que volver nunca. Mantenerme en una espera infinita de amnesia y seguridad).
Pienso que siempre estamos los mismos. Que ningún psiquiatra se ha dignado a pasar. Que lo que se ha movido hoy entre estas cuatro paredes tiene poco que ver con lo que hay fuera. Que quizás estemos haciendo algo importante al desmarcarnos de ese afuera.
(Todo converge en un mismo plano. Todo es ahora y es nunca más).
Según bajo para casa me percato de que llevo en el bolsillo del pantalón una caja de costura minúscula. Es un regalo de Teresa. 74 años de lucha y dignidad. Me gusta como nos cuenta sus historias. Su inocencia y su elegancia. Pasé por la mercería y te lo compré, es una tontería. Flipo con esta clase de tonterías. Y no puedo disimular otra sonrisa.

martes, 13 de enero de 2009

A veces soy una imbécil consciente de lo que le falta, ignorante de todo lo que posee. Suelen ser rachas microscópicas que se cuelan por alguna rendija aprovechando mi debilidad. Visitantes de paso que intentan adueñarse de lo que no les pertenece , que me arrebatan el mando y se convierten en malvados soberanos de un reino azul empeñados en pintar de negro.
Son los miedos y las desilusiones traicioneras que hacen pequeños todos los tesoros. Por suerte mis tesoros gritan desde dentro de mi corazón para que no les olvide.
Y lo consigo. Tomo distancia suficiente y mucha carrerilla para alejarme de aquello que me daña. Y volver a confiar. Y agradecer tantas y tantas cosas buenas.
Los fantasmas dan más miedo de lejos que de cerca. La distancia difumina los contornos y los muta en algo grotesco e insufrible. Pero lo sé. El dolor más insoportable es aquel que jamás llegará. Por eso me voy a reponer de todo lo que ha pasado y lo que está por llegar. Para no arruinarme los buenos momentos que me quedan. Para no caer en un pozo oscuro y perderme toda la luz del mundo y el amor y el viaje permanente que es descubrirme y gustarme cada día más.
Al fin y al cabo la cuenta atrás siempre está en marcha para todos. En mi caso es sólo que me han plantado el dispositivo en las putas narices. Dilatación de aorta ascendente. 46mm.

martes, 6 de enero de 2009

Hoy los reyes magos me han metido en la cama al mismo chico con el que solía soñar. Nunca me había atrevido a pedirles un regalo tan grande y justo esta mañana, cuando menos me lo esperaba, me despierto y allí está.. respirando despacito, desnudo, besándome como si tal cosa, rodeándome con sus rotundos brazos.
Por si acaso se deshacía el encanto yo me he dejado hacer sin oponerme a ningún acontecimiento, a ninguna sugerencia. Y junto al chico-regalo me he comido un donuts de chocolate y me he pegado una duchita y he visto la bruma y el mar y he hablado de cienmil cosas mientras dibujaba en mi cabeza una vida entera a su lado.
Hoy los reyes magos se han olvidado de los paquetes y me han dejado toda la magia que llevaba intuyendo antes incluso de creer en los regalos caidos del cielo.
Su sonrisita, su franqueza, lo fácil que lo hace todo, su entrega, su libertad.
Hoy he disfrutado de un bonito día con el mejor regalo de todos. El amor que Dani me da.

jueves, 1 de enero de 2009

No es cuestión de convencer a nadie de nada. Ni siquiera a mí misma. De lo que soy o de lo que quisiera ser. De lo que nunca seré. De si merezco o no la pena. De nada sirven las palabras que intentan explicarme. Sobran los ejemplos que me ejemplifican. Porque no puedo reducirme a ninguna definición absoluta, cerrada, definitiva.
No pienso venderme ni tirar de ninguna estratagema para transmitir todas mis potenciales y supuestas virtudes.Tampoco voy a hacerme trizas sacando fuera cada una de mis miserias.
Que cada cual saque sus conclusiones (o así debería ser).

Uno de Enero con restos de arena en las orejas. Sonia sale por la puerta con una enorme maleta. Me trago un par de capítulos de perdidos y dejo a Lila que meta el hocico en el tazón de cereales. Y en mi corazón las risas y el amor, el eco de una partida, la soledad de una noche indefinida, de contornos engañosos.