jueves, 28 de mayo de 2009

Bostezos a todas horas. Masajes los martes y los jueves. Puré de verduras y tostadas de nocilla. Personas que son símbolo de aquello que detesto. Unos ojos azules pesados como el acero. Y la alquimia de tantos gestos que hacen el aire más respirable, la vida más llevadera.

Hoy es un jueves cualquiera de una semana costosa. Intento aplacar mi ira. No revolverme por dentro más de la cuenta y sobre todo no colocar las piezas del puzzle en los lugares equivocados.
Porque aunque me tiemblen las manos no pienso dejar que mi cordura se vierta y se confunda entre otras corduras impostoras.
La oscuridad es sólo una elección . Y por suerte aún quedan millones de destellos de luz a los que dar caza con el empeño por única arma.

( El gorrión ha vuelto para quizás no quedarse. Al final resulta que el que más se dejaba arrastrar por los acontecimientos ha sido el único capaz de marcarse un destino ajeno a todo lo previsible, lejano a cualquier facilidad. )

lunes, 25 de mayo de 2009

G. es una mujer de edad incierta, desdentada y maltrecha. Desconfía igual que respira, es tacaña y se pasa la vida quejándose porque el mundo le es hostil e injusto.
G.,poco a poco, se ha convertido en alguien entrañable para mí con su balanceo incontrolable cada vez que habla ante los demás, su amargura de niña vieja y su manía de sentirse el centro de las burlas y el desamor.

Pues bien, a G. ayer por fin le dieron el alta del hospital. Serían casi las diez de la mañana y en medio de la enorme sala donde nos reunimos cada día, ante el asombro de todos los que allí estábamos, nos besó uno a uno, cogiéndonos la carita con sus manos arrugadas, nerviosa ante semejante exceso de calor humano.
Unas treinta personas entre pacientes, estudiantes y auxiliares. Casi todos felices de decirla adiós de esta manera.
- una última cosa.. quiero que sepáis que me voy con la sensación de que me queréis, nos dice plantada allí en medio, con el cuerpo torcido y el alma pletórica, olvidada por unos segundos de su tragedia particular.
Es por esto que me gusta mi curro.

viernes, 22 de mayo de 2009

Hoy me araña un sueño pegajoso e incómodo con sus patitas negras y una sonrisa burlona. Jódete, me dice, que te voy a multiplicar por ocho (más o menos) todas las pequeñas molestias del día.
El vacío que te hacen en la reunión de la planta y el escaso interés por tu trabajo del bando que lleva bata y un montón de pastillas en los bolsillos, hoy no te va a pasar desapercibido, hoy escocerá, chica dura.
Tu vida soñada de días en calma sin la agitación del deseo partido, hoy se tornará tan gris y anodina como el cielo que anuncia un fin de semana sin sesiones de solecito y belleza prometida.
Tus necesidades cubiertas sólo a medias serán huérfanas condenadas al exilio para toda la vida.
Tus errores, deasastres de infinita envergadura, tus límites, barreras inexcrutables, tus quejas, lamentos huecos.
Sófocles y Eurípides y su tragedia griega se hubieran quedado cortos al lado de este sueño mío. Quizás a ellos también les visitaban las noches insomnes y los latidos cansados, quién sabe.

( repaso el día, dos doses, diez meses ya..)

miércoles, 20 de mayo de 2009

Me gustan los días como hoy. Sentir a Dani despacito alejándose de mi cama y despertarme más tarde con la anatomía de mi lado, dejándose hacer, dejándome la vía libre para la acción de la mañana.
Mi conciencia entonces se convierte en la aliada que necesito para espantar la carga constante que supone arrastrar un cuerpo que es una señal de stop desubicada en todas partes.
Y mientras me recreo en este hecho de magnitudes inciertas tomo rumbo al puente que me lleva al tranvía y a la cuesta del árbol de cuento que me conduce al lugar donde me sentaré un ratito a pensar y a perder el tiempo antes de decidir qué hacer con las horas que siguen, todas mías.

Primero M.A. Receloso y tristemente engreido. Asiente a mis planteamientos mientras sus ojos me gritan un no rotundo. Unas horas más tarde terminará reducido e inmovilizado en una cama que no le pertenece por agredir a dos enfermeros.Esther, cuéntalo en la reunión que a nosotros ni caso, me dice Yasmina. Pienso que la rabia no es buena compañera de viaje. Ni la mala suerte ni ser un jodido perdedor, pero de los de verdad, no de esos a los que cantaba Beck , de los que generan un rechazo automático allá donde vayan.
Después JF. Bizarro y de mirada oscura. Ahora ha aprendido a reconocer las marcas de su piel como la erosión del tiempo sobre su cuerpo.Ya no son la señal indiscutible de fuerzas malignas que intentan destruirlo. Después de tantos días de encierro yo también negaría cualquier idea descabellada. El aire de la calle puede ser el antipsicótico definitivo. Con fecha inminente de caducidad, eso sí.
Y M. 19 años de despropósitos. Consumo de drogas desde los 11. Muchas causas pendientes y una familia capaz de enloquecer al más cuerdo. Añadamos al cóctel su inteligencia mínima y una estructura psicótica que ha crecido sobre los cimientos de la marginalidad, la violencia y el desorden. El resultado es el inevitable: un puto peligro que en breve andará suelto por las calles.
Esther, a mí me han jodido la vida y yo pienso jodérsela a todo el que pueda. ¿Cuando salga de aquí? Traficaré con drogas, que por ochocientos euros yo no trabajo.¿Mi futuro? Una cuneta donde acabaré tirado, me suelta impasible . ¿La razón de lo que me pasa? Los espíritus que no me dejan pasarme al lado bueno. ¿Mi héroe? El vaquilla. Y Franco.
La mañana termina entre juegos y risas mientras me admiro de todo lo que aún queda en ellos, de muchos de ellos.

viernes, 15 de mayo de 2009

No sé exactamente la razón que me impulsa a rechazar frontal y radicalmente cualquier muestra de flojera interior. En realidad, soy consciente de que esta actitud me dificulta la relación que tengo conmigo misma y que, además, no es nada práctica ni consistente.
Porque "el que esté libre de imperfecciones morales que tire la primera piedra..". Yo, desde luego que me abstengo.
Y es que confieso que me pierdo a la hora de enfrentarme a las auténticas motivaciones de mis actos, que soy incapaz de asumir de forma íntegra todos los principios que defiendo, que me escucho y me asalta el escepticismo, la duda permanente.

Hoy es viernes y espero a Dani para irnos a comer fuera. Hemos empezado una nueva etapa que es sólo la consecuencia inevitable de otra anterior. La prolongación de un vínculo que empezó haciéndome tocar el cielo y que ahora me ha enseñado a pisar la tierra con paso firme.
He dejado de sentirme en la cuerda floja y sólo ha podido ser de una manera. Queriendo con todo mi corazón. Serenándome. Guardando el veneno en los bolsillos. Confiando de una jodida vez.
( esta semana tres hechos han roto con la comodidad en que me sumergía.. ahora sólo quiero volverme a zambullir en las profundidades, narcotizarme de sueños)

jueves, 14 de mayo de 2009

Los días se suceden sin descanso. Llenos de acontecimientos para sentir, para pensar, para frenar en seco y contemplarme.
Los días se me hacen demasiado pequeños. Copias difuminadas por una mano incierta de dedos veloces y caprichosos.
Los días son el testigo de mi paso por otras vidas, otras historias, otras miradas, sobre el mismo telón de fondo, el que yo hilvano con cada suspiro.

Últimamente busco sin descanso la manera de alimentar mi esperado equilibrio. De que las grietas de lo cotidiano no se resquebrajen nunca más. Lo hago huyendo de cualquier opción a la desdicha, recreándome en la luz de la noche, levantándome antes de llegar al suelo.
Y así, todo resulta algo más fácil.

viernes, 8 de mayo de 2009

Acabo de leer algo así como que el ser humano por naturaleza está abocado a la promiscuidad permanente y que el enamoramiento es tan sólo un accidente neuroquímico con fecha de caducidad.
Son las palabras de una experta en sexología que se dedica cada semana a responder las preguntas de sus entregados lectores.
Y me dan ganas de vomitar. Me asquea profundamente que cualquiera pueda creerse con el derecho de otorgarse un saber que en realidad no tiene. Que se siente cátedra de una forma tan ligera y mediocre sobre cuestiones tan complejas. Porque una cosa es opinar y otra bien distinta sentenciar desde la ignorancia, inundar la conciencia colectiva de sucedáneaos de sabiduría.
En eso estamos.

( y lo peor, verse reflejada aunque sea de lejos en ciertas, algunas, pequeñas cosas)

jueves, 7 de mayo de 2009

650.000 horas. Es con lo que contamos en caso de tener una vida larga. Si no, empieza a restar.
Un tiempo para gastar o malgastar. Para vivir o para lamentarse de todas las vidas que no has conseguido llevar. Para aprender o para idiotizarse. Para pensarte qué cojones vas a hacer con tu existencia en caso de que no hayas llegado a la conclusión de que no hay elección posible.
Tú decides.

miércoles, 6 de mayo de 2009

¿Y si lo malo no estuviese por llegar?, ¿y si nada se pudiera torcer nunca más?. Ese pensamiento y no otro me asalta , como un deseo con vocación de verdad absoluta, mientras un taxi me lleva a casa.
Son las tres de la tarde y el sol por fin hoy ha dado la cara. Ni siquiera me he puesto una chaqueta antes de salir de casa esta mañana. Y es que el calor podía palparse en los colores de la calle, en los comentarios de la gente, en mis ojos ya sin nubes pintando de gris el cielo.
Una siesta pequeña y de un salto llego al gabinete donde T. me espera. Antes me cruzo con Silvia que me tiende la mano. Tocarse es una bonita forma de saludarse. Lástima que al final nos besemos. Casi una hora y media de terapia. Un momento Esther. Me estás diciendo algo que ya me dijo alguien hace tiempo. Exactamente lo mismo que me dijo aquel cura. Las mismas palabras.
Después un zumito de naranja en la terraza de siempre. María hoy está reventada y a mí ya me queda poco para que se me agoten las reservas. Hablamos sentadas en un banco de la avenida marítima. Sus ojos marrones brillan delicados y despiertos.

Y Dani en casa esperándome. Y yo que me dejo acariciar con los ojos cerrados.
Feliz de amarte de esta forma. La mejor que he conocido.

( no me olvido de las palabras de Ruth, preciosas , ni de la noche de Sonia en el paritorio con las emociones zarandeándola de un lado a otro.. )

martes, 5 de mayo de 2009

Ortega y Gasset consideró al hombre una consecuencia inevitable del tiempo que le tocó vivir. Así, por ejemplo, la actitud fundamental de la generación de la postguerra fue la del rechazo hacia la generación anterior y su retórica de los grandes ideales. El mundo era un lugar gobernado por fuerzas oscuras sobre las que no tenían ninguna posibilidad de influir. Aquella generación se instaló en el existencialismo y en la renuncia de los grandes por qués y aprendió a vivir sin fundamento, con una desesperanza tranquila y en busca de la seguridad profesional y familiar. Por otro lado surgió lo que Ortega llamó el sobrio idealismo de la utilidad, tal como la ayuda al necesitado, la solidaridad concreta y el socorro directo de uno a otro en los hechos y no en las palabras.
En contraste con la generación de los 50 Aranguren nos pinta una generación actual mucho menos atractiva. Centrada en el dinero como fuente fundamental de satisfacción, hedonista, desmotivada y sumergida en el aislamiento, las prisas y la incomunicación. Sobra decir que el llamado idealismo de la utilidad es ya sólo un concepto trasnochado y pasado de moda o una pose para acallar conciencias y vender necesidades.
Pues bien, ahora me veo en la obligación de situarme. De mirar hacia dentro y verme en la foto que me han puesto ante las narices. Y he de reconocer que soy Ortega y soy Aranguren. Que mi moralidad y mis actos se erigen sobre el principio inmediato de serle útil a los demás, que me hace más feliz hacer que enarbolar banderas en las que nunca he creido, que busco el equilibrio, la calma, esa seguridad en lo personal que me deje espacio para disfrutar de las pequeñas cosas y para aprender y crear dentro de mis limitadas posibilidades. Que en definitiva creo en la libertad interior y en el poder de las buenas acciones aunque arrastro pedazos del mismo existencialismo que la generación que me precedió.
Y junto a ello, me declaro una compradora casicompulsiva que carga con mil necesidades inútiles y toneladas de obligaciones estériles. Además me es difícil aceptar los pequeños fracasos y no entiendo por qué al ser humano le cuesta tanto comunicarse desde el corazón y reflexionar e inquietarse e interesarse verdaderamente por los demás .
También me esfuerzo como una loca por no ir corriendo a todas partes, por reservarme todos los días muchos momentos como éste, donde poder saborear la vida e imprimirle un ritmo, el mío propio.
Pensamientos automáticos..

Hoy he soñado con una traición. Quizás debería de compartirme menos, deduzco erróneamente.
Me da miedo perderme entre los nombres, pasar por alto algo importante que no alcanzo a tocar.
Dudo de mis actos y de mis intenciones y últimamente pienso en mi abuela que ya es sólo un injusto recuerdo y en mi madre a la que soy incapaz de acercarme. Demasiado tarde, me dice una voz cansada.
Mi corazón a veces late agónico aunque no por eso siento que el final está cerca..
El final sería no desear nada.
O tenerlo todo entre las manos.