domingo, 10 de agosto de 2008

Sólo se trata de una sucesión de acontecimientos a los que damos el significado que pensamos que tienen. Así define R. Carver el destino. Mientras tanto, en una pizzería de una isla del atlántico reikiman insiste en lo contrario. Todo está amañado por alguna fuerza superior, hay realidades paralelas inexcrutables a las que él parece tener acceso. Se emociona y todo cuando nos relata todas las pruebas con las que cuenta. Yo le digo que hay cosas que no me creo y que tengo sueño y estoy cansada para recibir una sesión ultrarápida de inciación al tema que nos ocupa. Creo que me cree y me deja ir. Reconozco que me provocan curiosidad todos los fenómenos que tocan de cerca la fe y la salvación en sus diferentes vertientes. Lo que llevo peor es que alguien hable sin parar y sin mostrar puto interés por lo que los demás podamos aportar.

Se supone que hoy he recibido un chutazo de energía cósmica que ahora flota entre mis células. Que hay más armonía dentro de mí. Al menos una buena siesta ha caido. Y me apetece presentarle a Susana a mis gatunos. Por lo demás seguiré buscando esa armonía. Y si es en tu compañía mucho mejor.
Bienvenidas María y Laura. De guardia en el hospital y apurando los últimos trocitos del domingo. Así os imagino.

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