domingo, 10 de agosto de 2008

Me gusta que Tania pase por casa. Echarles fotos a ella y a Emma. Abrirme de par en par ante personas que admiro. Cruzarme por el camino con gente que me resulta especial y acogedora.
Acabo de llegar de la calle. No he subido en el ascensor porque hace unas horas se ha parado conmigo dentro y ha empezado a temblar o algo así. A cada zancada he fantaseado con la posibilidad de no volver a coger un ascensor nunca más. O al menos el de casa. He estado a punto de hacer un juramento y todo. De no haber llegado a mi destino quien sabe.
Justo a la vuelta, en el trayecto que va de casa de Dani a la mía, un mensaje. Paseas por Roma, puedo verte por un agujerito. El mismo que esta noche une dos ciudades tan distantes. El que hace que siempre estés cerca, rozándome.
No me olvido de las casi dos horas al teléfono con el gorrión. De que haga lo que haga, los putos reproches que a veces me asaltan , no son nada comparados con lo que significa para mí.
Buenas noches Roma. La ciudad en la que hoy querría dormir.

No hay comentarios: