martes, 3 de febrero de 2009

Está sentada frente al televisor con una copa de vino y un libro abierto. Me habla sin ni siquiera mirarme. Yo la contesto pero estoy lejos.
Por la noche después de tomarse la pastilla para dormir, narcotizada y algo más deshinibida, se acercará a mí mientras trasteo en el ordenador y me lanzará los mismos dardos de siempre. Son dardos multicolores provistos de un amor incompleto, inoculados de un reproche ancestral, de una insatisfacción primaria.
A veces pienso que no sabe querer y eso le pesa. Y supongo que no se merece tanta amargura.
Pero yo estoy a años luz, a tantos centímetros de distancia..

No hay comentarios: