lunes, 23 de febrero de 2009

Hoy el sueño me paraliza. Aún así puedo sentirme útil y sé que no es casual el hecho de que otras personas confíen en mí.
Hoy A. no habría subido al hospital a hacerse un tac si yo no hubiese estado a su lado. No tengas miedo le digo mientras la veo apagarse cada día más, envuelta en ese halo de terror y desesperanza absoluta. (Quizás nunca sabré la razón de su negativa a hacerse cualquier prueba, a vivir..).
J. hoy se ha venido abajo y nos ha contado a todos cómo ha sido su vida. Y no ha sido fácil, lo sé. Mi madre me abandonó, mi padre ha tenido muchas novias, yo empecé con las drogas. Gracias por compartirte, le digo. El resto mantiene un silencio tenso y yo me sorprendo de lo poco paranoicas que se vuelven las personas cuando hay alguien con ganas de escucharlas.. (¿o es sólo que está muy asustado?).
A I. la llevaron ayer a pasar el día a su casa. Está mucho más tranquila porque la doctora le ha dicho que está "fija" en la planta, que no la echaremos. Quizás sabe que afuera nadie la espera aunque tres veces al año salga de estas cuatro paredes. Vestida con el mismo puto chándal con el que entró hace 4 años pero contenta de ver a su familia. La que le roba toda su paga todos y cada uno de los meses y la que la proporciona cierta raquítica ilusión. (Inmensa si contamos con que es lo único que tiene, lo sé).
J. sigue fantaseando con la posibilidad de vivir solo, de hacer un viaje a Madrid para ver jugar al Tenerife contra el Rayo Vallecano. No duraría ni 2 días sin desestabilizarse y para él tampoco hay nadie fuera .
Entonces, ¿tendré que estar aquí toda la vida?.

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