domingo, 22 de febrero de 2009

He estado fuera de mí un tiempo. Esperando que no pase nada, ocultándome en el olvido. Poniéndole una venda silenciadora a mis ojos con la esperanza de así borrar todas las líneas que me salen torcidas mientras voy haciendo los trazos que son mi vida.
Pero no hay escapatoria posible. Vuelvo a necesitarme de lleno. Si no paro un rato ya no puedo continuar. No me sale vivir si no me siento mientras vivo. Y para hacerlo necesito buscar alguna verdad. Dentro o fuera, me es igual. Cierta o moldeada a mi antojo, íntima o apta para compartirla con otros ojos que la hagan más bella aún. Una certeza que me deje respirar.

Domingo pausado, en calma. Duermo a tu lado un sueño profundo del que prefiro no salir . Sólo quiero descansar muchas horas seguidas y dejarme llevar entre las sábanas y tu compañía silenciosa. Sólo dejarme arrastrar por tus besos y unas pelis y una canción de snow patrol mientras miro el mar desde el coche.

El Jueves recibí la noticia de que aún no hay que intervenir. Es una muy buena noticia que me alegra el corazón. Una tregua indefinida de parcial tranquilidad para así poder centrarme un poco más en los días que me quedan para estudiar. Otra vez la cuenta atrás de un examen definitivo.

Hoy tardaré en dormirme y tendré que vérmelas con esta cabecita hiriente que a veces toma el rumbo equivocado, que en ocasiones me vence con su tendencia cíclica e inútil a robarme la calma y la confianza.

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