martes, 23 de marzo de 2010

La idiota se nutre de lo que quiere creer. Deforma la realidad y siempre se queda con lo que le conviene. Malgasta el tiempo ensañándose mentalmente con personajes a los que detesta. Se balancea al ritmo de sus idiotas emociones. Actúa por inercia, es descuidada y no se cree lo que dice, menos aún lo que le cuentan. Le asquean sus propios ataques de verborrea estéril. Es impulsiva y apasionada hasta el más idiota ridículo.
La idiota ocupa una parcela de lo que soy. No sé si demasiado grande o grande a secas. La cuestión es que ahí está y yo no quiero que se vaya.

Hoy las extrasísitoles han vuelto a escena.  Y de su manita bien agarrado el jodido miedo a lo peor. Por lo demás, el día ha sido más bien anodino y relajado. N. me ha escrito una carta dulce y pueril, como ella, y Patricia me ha dicho cosas bonitas sobre mi trabajo.
Es hora de parar. O de leer, quizás.

No hay comentarios: