miércoles, 7 de abril de 2010

Tentación

¿Por qué no, Sabina? ¿Por qué no lo haces de una vez sin más?. Tampoco tengo demasiado que perder. Alba ya es mayor. Y hace siglos que estamos a años luz. O quizás nunca estuvimos cerca. Aunque las dos nos conformásemos con la apariencia, con el dulce espejismo simétrico de una madre y una hija cortadas por el maldito patrón de las buenas formas y la prudencia. Y a discretas no nos ganaba nadie. O a farsantes, como dice Rodrigo. Qué manía le ha entrado con repetir esa dichosa palabra.
Con Leonardo lo veo todo mucho más claro. A él ya no le debo nada. No desde el día que caí en la cuenta de que todo había sido un montaje de mi inconsciente. O de mi inconsciencia, quién sabe.
En realidad, nunca consigo aclararme con los motivos que me llevaron a entregarme en cuerpo y alma, sin cláusulas ni fronteras, a hacer todas las concesiones del mundo y a arrinconar cada uno de mis ideales, para compartir, qué digo compartir, para vender mi vida a aquel ególatra 20 años mayor que yo.
Y después de una eternidad, puedo ver con nitidez que lo que al principio no fue más que un deslumbramiento adolescente, ha terminado transformándose en un sombrío letargo, aderezado eso sí con las colonias más caras y la sonrisa más perfecta y estupenda . ¿No eres patética, Sabina?
Pero no es tarde. Podría desaparecer sigilosamente. A estas alturas a Leonardo no le sorprendería que le pidiese el divorcio. Sé que él tiene sus aventuras, que siempre las ha tenido y él sabe que yo lo sé. Y los dos sabemos que lo nuestro murió hace años. Que nuestro amor es sólo un remoto recuerdo desdibujado por las desilusiones y el desencanto.
Y quién me iba a echar en falta a mí...
Rodrigo lleva ya insistiéndome mucho tiempo. Sé que a mi lado es sólo un crío. Que el hecho de que ni siquiera nos hayamos visto lo hace todo más surrealista, más imposible, más idiota si cabe.
Pero me ha hecho volver a sentirme, me ha despertado el hambre por la intensidad que creí saciado a golpe de ayunos y sucedáneos.
Qué ridícula, por dios. Una mujer como yo, tan predecible, tan gris, tan cobarde.. en busca de no se sabe qué.
¿Qué buscas Sabina?

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