martes, 18 de mayo de 2010

El error de papá

Papá era un hombre temido. Extremo, infeliz, ácido, maleducado. Dibujaba muy bien y no creía ni en dios ni en los curas. Imitaba a la perfección el canto de los pájaros y, veces, hablaba en poesía. Una mirada suya era suficiente para que te meases encima. Una palabra bastaba para sentirte importante.

Papá era un hombre serio, firme, duro. Pero también era tierno y me quería.

Papá fue una víctima de sí mismo. Lo descubrí estupefacta un día por casualidad mientras trajinaba en un viejo cajón de la habitación que él ya no ocupaba. En la autopsia decía etilismo crónico.

Más tarde supe que papá no sólo había sido alcohólico.

Mamá me confesó a regañadientes que papá también había roto un condón para dejarla embarazada y que no le abandonase.

Pero tuvo mala suerte porque mamá perdió al bebé y casi muere desangrada.

Poco tiempo después fue él el que terminó por dejarnos a nosotras, víctima esta vez de una jodida arteria que estalló sin avisar. Me duele el brazo me dijo preocupado mientras planchaba la ropa y yo le bombardeaba a preguntas sobre esto y aquello.

Y así fue como toda su profundidad y su rabia se esfumaron de mi vida dejándome a solas con una imagen difusa y partida de un padre al que seguiría preguntándole hasta el último final.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me he quedado sin palabras... gracias por mostrarnos tus sentimientos y por escribir como escribes

Jorge Franco dijo...

Magnífico escrito, impactante, crudo y real. Te felicito.
El caminante