domingo, 22 de junio de 2008

Estaba siendo un verano insoportable. Hacía tanto calor que nadie se atrevía a moverse de donde estuviese. La ciudad estaba desierta. Apenas circulaban coches. Y el reloj había enlentecido su ritmo . Parecía que hasta el tiempo se había puesto en nuestra contra.

Reinaba una claridad que lo enrarecía todo . El paisaje era blanco, sin matices, estático. Todo estaba dispuesto para obligarte a sentirte fuera, como un extranjero o un transeúnte que mira los escaparates.

Era una época ideal para la locura, para emborracharse o para huir lejos. Estábamos cegados de tanta nitidez y tanto silencio. Tan cegados que dentro sólo había caos. Un desorden que sólo deseaba negarse a sí mismo.

Fue un verano extraño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay un disco de Vegas y Rossenvinge del verano pasado "Verano Fatal" que me lo has recordado.
Eran, fue, un verano extraño.