martes, 5 de agosto de 2008

Florece tu recuerdo en algún rincón de mis entrañas. Brotan las hojas del deseo cada vez que te pienso.

Martes tranquilito. La mitad de la tarde no hago absolutamente nada. El resto del tiempo lo gasto en quehaceres inútiles (o quizás no tanto).
Regar las plantas, comerme un sandwich, flipar con los niños mutantes, leer un librito de citas de ésas que intentan condensar la sabiduría en mayúsculas en apenas unas palabras, recostarme en el sofá, ver cualquier tontería por la televisión, mirar al techo y soñarte mientras tanto..

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