jueves, 30 de octubre de 2008

Estoy en una fase aún por descubrir que no es sueño ni es vigilia. Tampoco estoy borracha y que yo sepa no me he metido ninguna sustancia ilegal en las últimas 24 horas. La cuestión es que cuando me miro en el espejo sólo me veo las venas y las arterias y la mesita de noche de mi habitación se ha transformado en un enorme parque de atracciones de los antiguos, con tiovivos de esos que dan miedo.
Hace un rato hasta me ha parecido entrever a una mujer barbuda haciéndose un sandwich en la cocina. No me he atrevido a interrumpirla y sigilosa he pasado a toda prisa por el marco de la puerta, a tal velocidad ( creo que he superado la del sonido), que la mujer barbuda ni se ha inmutado y ha seguido afanosa untándose un bote entero de sobrasada en el sandwich.
Ya verás cuando llegue mi hermano. Por más que se lo explique no me va a creer y me va a echar en cara que me lo como todo. Espero haber vuelto a mi estado habitual para entonces. Más que nada por defenderme de ese energúmeno.

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