martes, 7 de octubre de 2008

Hoy A. se ha puesto a llorar sin más. La cabeza agachada con las manos ocultándole la cara. Su universo emocional es una madeja de hilos todos de diferentes colores y tamaños, un mundo ajeno que no consigue identificar como propio, un enemigo cruel con el que intenta desesperadamente hacer las paces.
Por eso busca mis palabras a las que dota del significado que las suyas ya han perdido, de un poder para calmarla que es sólo un espejismo, una trampa. Y por eso me acompaña a la planta dando saltitos y hablándome frenéticamente del amor y la bondad, acelerada y mecánica. Y se empeña en leerme un poema que escribió ayer inspirado en El secreto, buscando el sentido que la esquizofrenia le ha robado en las recetas facilonas de todo a cien que en sólo 10 pasos o 30 días te harán el tipo más feliz de este mundo. El más exitoso con sólo tener la actitud adecuada.
Sabiduría para el hombre moderno cada lunes en su kiosko por un módico precio. Y una mierda.
(La felicidad no se compra tan fácilmente. Se conquista siendo. Despacito y buscando dentro).

El último pensamiento (y el primero) para Dani. Mi referente de sabiduría. Mi paz y mi conmoción. Espero que te recuperes muy pronto cariño. Me hubiese quedado eternamente mirándote dormir, protegiéndote de todos los fantasmas.

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