domingo, 12 de octubre de 2008

Un gesto que es un producto químico desconocido derramado sobre mis sentidos. Desconcierto, placer y la imagen que vuelve a mí inquietante y lasciva.
Detrás habita el misterio. El escenario está saturado de objetos que dicen poco. La atmósfera que le otorga el carácter no puede traducirse a un inventario de nada.
La incógnita ha aterrizado sobre mis pies para aligerarles el paso. Una pequeña zancada me abre puertas desconocidas. El pasado enterrado en los bolsillos y las manos libres. Para tocarte mejor.

Domingo que se acaba. En mi cabeza se desparraman los restos del fin de semana. La conversación con María tumbada en la cama mientras me cuenta que menuda putada que se ha hecho un esguince y el domingo sale para Tokio. Alrededor los gatos que no se me despegan y un sandwich de Nocilla y Dani que me deja en la puerta de casa de vuelta del cine. Hoy hemos visto un documetal de radio colifata. Tierno y rebosante de cierto idealismo que me conmueve. La utopía no está muerta, seguro.
Ha habido más pelis, paseos, unas partidas al scrabble, risas y todo lo necesario para sentirme jodidamente afortunada. Sobran los detalles.

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