viernes, 22 de mayo de 2009

Hoy me araña un sueño pegajoso e incómodo con sus patitas negras y una sonrisa burlona. Jódete, me dice, que te voy a multiplicar por ocho (más o menos) todas las pequeñas molestias del día.
El vacío que te hacen en la reunión de la planta y el escaso interés por tu trabajo del bando que lleva bata y un montón de pastillas en los bolsillos, hoy no te va a pasar desapercibido, hoy escocerá, chica dura.
Tu vida soñada de días en calma sin la agitación del deseo partido, hoy se tornará tan gris y anodina como el cielo que anuncia un fin de semana sin sesiones de solecito y belleza prometida.
Tus necesidades cubiertas sólo a medias serán huérfanas condenadas al exilio para toda la vida.
Tus errores, deasastres de infinita envergadura, tus límites, barreras inexcrutables, tus quejas, lamentos huecos.
Sófocles y Eurípides y su tragedia griega se hubieran quedado cortos al lado de este sueño mío. Quizás a ellos también les visitaban las noches insomnes y los latidos cansados, quién sabe.

( repaso el día, dos doses, diez meses ya..)

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