viernes, 15 de mayo de 2009

No sé exactamente la razón que me impulsa a rechazar frontal y radicalmente cualquier muestra de flojera interior. En realidad, soy consciente de que esta actitud me dificulta la relación que tengo conmigo misma y que, además, no es nada práctica ni consistente.
Porque "el que esté libre de imperfecciones morales que tire la primera piedra..". Yo, desde luego que me abstengo.
Y es que confieso que me pierdo a la hora de enfrentarme a las auténticas motivaciones de mis actos, que soy incapaz de asumir de forma íntegra todos los principios que defiendo, que me escucho y me asalta el escepticismo, la duda permanente.

Hoy es viernes y espero a Dani para irnos a comer fuera. Hemos empezado una nueva etapa que es sólo la consecuencia inevitable de otra anterior. La prolongación de un vínculo que empezó haciéndome tocar el cielo y que ahora me ha enseñado a pisar la tierra con paso firme.
He dejado de sentirme en la cuerda floja y sólo ha podido ser de una manera. Queriendo con todo mi corazón. Serenándome. Guardando el veneno en los bolsillos. Confiando de una jodida vez.
( esta semana tres hechos han roto con la comodidad en que me sumergía.. ahora sólo quiero volverme a zambullir en las profundidades, narcotizarme de sueños)

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