domingo, 20 de diciembre de 2009

El cine está a rebosar aunque durante las dos horas y media que dura la peli, extrañamente, no se oyen los ruidos característicos que me hacen salir espantada de las grandes salas multitodo: ni risitas inoportunas ni comentarios estúpidos. Y de verdad, que nunca había visto a tantas personas juntas viendo una película al mismo tiempo.
Yo, termino llorando como de costumbre y cuando se encienden las luces no me molesto en disimularlo, no es necesario, aunque eso sí, me controlo las ganas de dejarme llevar por un enorme y dulce berrinche. Hasta ahí podríamos llegar.
Quizás se me ha mezclado entre las secuencias en 3d de Avatar el miedo que estoy sintiendo desde hace unos días. La rodilla no me deja de doler y una doctora ya ha pronunciado la palabra artrosis. Además, los resultados del último tac también están al caer. El sí o el no a una operación de la que podría no volver depende de unos numeritos a los que antes o después tendré que enfrentarme.
Y yo no quiero que nada se estropee. Justo ahora, no quiero.

1 comentario:

Yara dijo...

No se estropeará nada y aunque estas palabras sean típicas de todos los consuelos que sepas que salen del más puro sentimiento porque lo que aportas a los demás es imposible que nadie se lo lleve.