sábado, 19 de diciembre de 2009

Supongo que en esto de la transparencia y la honestidad hay grados, como en todo. Y que ser tal como uno en realidad es, decir lo que se piensa, es como querer verse desde los ojos del otro, un imposible.
Incluso, me pregunto si en realidad sabemos lo que somos, qué pensamientos son verdaderos en su totalidad y cuáles no son más que morralla para hacer bulto.
Demasiada contaminación ambiental en forma de expectativas ajenas y castraciones varias. Demasiado ruido de fondo en nuestra cabeza y demasiadas restricciones impuestas por ese tirano oculto que hemos confundido con la sensatez.

Es sábado por la noche y acabo de escuchar la voz de Dani al otro lado del teléfono. Tiene una voz vibrante y dulce, de niño revoltoso y feliz, que sonríe entre las sílabas que tanto le cuesta pronunciar.
Esta noche estaremos separados por unas horas. La distancia suficiente para hacer más gozosa su vuelta.

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