miércoles, 2 de diciembre de 2009

No sé qué hay que sentir exactamente cuando, por fin , sabes con certeza que ya, que ahora sí, que la plaza es tuya ; que vas a tener el dinero suficiente para hacer todo lo que quieras todo el resto de tu vida; que ya puedes tachar otro objetivo cumplido de esa lista imaginaria de sueños por realizar y exigencias por satisfacer.
Ha sido un proceso lento y paulatino. Como dice Antonio casi podemos remontarnos a la guardería. Esther con la plastina moldeando un futuro prometedor al que sólo acceden unos pocos privilegiados. Soy consciente de mi suerte y doy gracias al universo entero por ello.
¿Dije suerte? O quizás quise decir esfuerzo y ganas de superarme y sentido de la responsabilidad y necesidad de hacerme valiosa a través de mis logros.
La cuestión es que aquí estoy. Más decidida que nunca a hacer de mi trabajo un espacio de crecimiento personal y de ayuda a los demás.
Aunque en mi contrato ya aparezca la palabra "fijo", yo no pienso dejar de moverme.
Siempre hacia adelante.