Ya está anocheciendo en Abades y la playa se ha quedado vacía. La luna llena se asoma entre las nubes alumbrando a las olas perezosas a punto de irse a dormir ya.
Nos despedimos de N. y J. deprisa, como si mañana nos fuéramos a volver a ver. Hace unos años las despedidas eran otra cosa. Solíamos llorar o tragarnos el llanto a duras penas. Hoy sólo queda el amago de una pena menos intensa y más extensa en el tiempo.
Antes éramos notas estridentes , ahora un do apagado que nunca acaba.
(esta noche tampoco he dormido bien, son los ruidos, los nervios, este desasosiego de rostro enmascarado que me pisa los talones y que se esfuma cuando le intento dar caza para así desarmarlo y hacerlo desaparecer; en la radio suena una canción triste de radiohead: you are all I need....; hoy hasta se me ha olvidado abrir la persiana del despacho, hoy quisiera que fuese ya mañana)
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