sábado, 2 de enero de 2010

Puede ser un buen principio: una cancioncita de Collective Soul al despertar antes de salir a la calle a que me dé el sol de un Enero vestido de isla y de agua del mar.
Puede ser que estos últimos días me haya dejado arrastrar por una fuerza sin ímpetu ni dirección, por un sentimiento ocre de rendición ante el enemigo de adentro.
Descreída de mis posibilidades, ajena a las luces del cielo sin final, enroscada en un miedo que vive conmigo, con el que sólo me queda pactar alguna clase de tregua.

Y es que después de todos mis logros no sé qué vendrá después.
Y es que me muero por sentir y esa urgencia me tiene atrapada en un agujero de negaciones.
Y es que echo de menos a personas que se han ido para siempre y a otras a las que no sé si podré querer alguna vez.

Pero la melodía va a seguir sonando. Desafinada o entonada, da igual.
Que suene y que me lleve con ella.

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