lunes, 18 de abril de 2011

Hoy he conocido a Janet, una americana de unos 50 años, con la cara lavada, el pelo rubio alborotado y unos enormes ojos azules. Me ha hablado de su proyecto de arteterapia del que espero ser testigo excepcional. También me ha escrito un email poco después de nuestro encuentro diciéndome que le había gustado encontrar a alguien como yo. Sé a lo que se refiere. Soy una maniática de la desobediencia empeñada en ocupar siempre algún papel protagonista en las historias que me toca vivir.
- papá, yo no quiero ser la narradora, yo quiero ser un personaje, le inquiría al padre que perdería muy poco tiempo después, mientras juntos preparábamos una obra de teatro del cole.
- seño, ¿por qué no me elige a mí? protestaba Esther la niña el día que a la seño le tocó la extraña tarea de escoger al alumno más listo de la clase.
A día de hoy me siguen escandalizando cosas parecidas. Y me peleo con mis superiores y les pierdo el respeto porque no sólo estoy cargada de ideales. Es que además sigo creyéndome importante o quizás todo lo contrario, nunca se sabe.

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