martes, 3 de mayo de 2011

El día se va estirando como un chicle pegajoso que poco a poco se va quedando sin sabor. Estoy amodorrada y el aburrimiento hoy me ha inmovilizado. Pensaba haber escrito un artículo que debía haber escrito hace tiempo. Un paseo por la playa. Una sesión de photoshop para las fotos de Budapest. Y nada. Solo deambulo y duermo y como. Y cuanto más terreno le cedo al abandono más alas le doy a mi imaginación. Y me pongo sádica e injusta hasta enmudecer. Cuando, en realidad, lo único que deseo es gritar.

(navegar por la red sin prestarle atención a nada, dejar que el sol queme mi piel, esperar algo, un estallido que me divierta, alguna salida hacia ningún lugar)

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